Avistamiento patagónico: Zorros chilla, calafates y una experiencia memorable en Torres del Paine

por Ene 30, 2025Destacados, Portada

En plena Patagonia chilena, un encuentro inolvidable tuvo lugar en el emblemático paisaje de Laguna Amarga. Durante una excursión de avistamiento de fauna, Eduardo Arrieche (@arriecheduardo), fotógrafo y guía certificado del Parque Nacional Torres del Paine, capturó una escena que marcó su cierre de año: una familia de zorros chilla (Lycalopex Griseus) disfrutando de las bayas del calafate (Berberis microphylla), un arbusto endémico de la Patagonia.

“Era alrededor del mediodía cuando, a lo lejos, veo la silueta de un animal y digo: ¡Para! Hay un zorro. No… ¡dos! ¡Hay tres!”, contó Arrieche emocionado. Lo que parecía ser una caminata tranquila, pronto se convirtió en una experiencia única en el momento en que los zorros -incluyendo a los cachorros juguetones- se acercaron a la carretera y se detuvieron para alimentarse de un banquete de los frutos.

Créditos: Javiera Osorio.

Estas pequeñas bayas de color azul oscuro no solo resultan ser una delicia para la fauna local, sino también un símbolo patrimonial. Arrieche admitió que sigue siendo un misterio para él cómo lograron consumirlas sin lastimarse con las espinas de los arbustos. Para su tranquilidad, Carlos Zurita (@c_zuritaredon), biólogo y doctor en ecología, aseguró que “es natural que el zorro chilla se alimente de productos vegetales, como el calafate”.

Esta especie -también conocida como zorro gris patagónico- se caracteriza por su capacidad de adaptarse a diversas condiciones de alimentación; en otras palabras, es un animal oportunista. “Es habitual que tenga ciertas fluctuaciones en su dieta durante el año. Por lo mismo, hay ciertas estaciones en las que privilegia más comer carne y otras en las que prefiere frutas o insectos”, afirmó Zurita. Por ejemplo, en épocas de abundancia prioriza las presas que le proporcionan un mayor retorno energético, mientras que en escasez recurre a un régimen más variado.

“El cánido es muy curioso, por lo que si dentro de su oferta ambiental se le entrega la oportunidad de digerir restos de basura, lo va a hacer”, compartió el científico para hacer un llamado de atención a quienes contaminan estas áreas silvestres sin pensarlo dos veces. A su vez, Zurita advirtió evitar entregarle comida, ya que esto provoca un comportamiento de habituación e implica una pérdida en su capacidad innata de cazar y buscar su propio alimento.

 

Créditos: Javiera Osorio.
Créditos: Javiera Osorio.
El encuentro del guía Arrieche no solo fue un deleite visual, pues además se encargó de destacar un mensaje de conservación. Como embajador de la campaña #LentoPorLaFauna, reconoció que tomó las correspondientes precauciones para garantizar que los zorros cruzaran la vía sin peligro alguno. “Era una escena que soñaba con ver”, admitió.

Este avistamiento tuvo un significado especial porque sucedió mientras Arrieche guiaba a una pareja, entre quienes se encontraba Gloribel, una mujer de origen dominicano que desde los 13 años soñaba con visitar la Patagonia. Para ella, este viaje representó la realización de su gran anhelo de vida. “Cuando me lo contó, pensé: tengo que hacer que su visita sea inolvidable”, recordó el guía. Así, durante la expedición no solo observaron a la familia de zorros chilla, sino también a una gran variedad de fauna; desde pumas hasta chunchos compartiendo una presa. Al finalizar el recorrido, Gloribel le dejó una nota de agradecimiento con un mensaje que Arrieche siempre recordará: “Gracias por mostrarme la Patagonia de mis sueños”.

Para culminar con su experiencia, y una vez los zorros se alejaron, el fotógrafo repitió lo que había observado de ellos y comió un fruto. “Estaba muy ácido, pero al menos ahora puedo decir que compartí calafates con una familia de zorros grises patagónicos”.

Este tipo de excursiones no solo enriquece la experiencia de quienes visitan Torres del Paine, sino que también funciona como un recordatorio sobre la importancia de respetar los hábitats naturales y la vida silvestre. En palabras de Eduardo Arrieche, “ver a esta familia fue el cierre perfecto de un año increíblemente afortunado de fauna”.

Créditos: Javiera Osorio.

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