La innovación chilena que busca proteger las ballenas a través de boyas inteligentes
En los últimos 10 años se han registrado al menos 40 casos de muertes o heridas a grandes ballenas asociadas a la interacción con embarcaciones en nuestro país. The blue Boat Initiative es un innovador proyecto desarrollado por la fundación MERI que busca evitar estos accidentes mortales a través de la instalación de boyas inteligentes en el océano.

La caza intensiva de ballenas en el siglo XX puso al borde de la extinción a muchas especies de cetáceos hasta que en 1986 la Comisión Ballenera Internacional prohibió su caza comercial, esto luego de una presión social ambientalista sin precedentes alrededor del mundo. Sin embargo, a pesar de que su caza se ha reducido fuertemente, la población de algunas especies no se ha recuperado como se esperaba debido al alto y creciente tráfico de grandes embarcaciones en el mar.
“Hicimos un cálculo de cuántas ballenas podían morir por causa antropogénica para que la tasa de recuperación de la ballena azul sea positiva. El resultado fue de 0.5 ballenas por año. Es decir, si muere una al año, la tasa de crecimiento poblacional de la ballena azul en Chile, no da”, explica Rodrigo Hucke, biólogo marino y doctor en ciencias de la universidad Austral.
Para evitar que esto siga ocurriendo, una innovadora iniciativa patrocinada por el Ministerio del Medio Ambiente y desarrollada en conjunto con la fundación MERI, busca reducir las colisiones y monitorear el estado de salud de los océanos para proteger a los cetáceos y los ecosistemas marinos.

El proyecto
The Blue Boat Initiative instalará y conectará en la Patagonia chilena, la primera red sudamericana de “sonoboyas” con la finalidad de avisar en tiempo real la presencia de ballenas a las embarcaciones de la zona, para que estas al recibir la información disminuyan su velocidad, reduciendo el riesgo de colisión y también el ruido submarino. Al mismo tiempo estas boyas cuentan con sensores de temperatura, PH, salinidad, nutrientes con el fin de registrar cualquier alteración en los océanos funcionando como un actor fundamental en la lucha contra la crisis climática.
Este proyecto se lleva a cabo con avanzada tecnología que ha sido probada en otros países y que incluye un sistema de monitoreo acústico pasivo y un sistema de monitoreo acústico oceanográfico. La información se recaba a través de la boya inteligente que detecta la presencia de las ballenas y emite una señal al satélite, el cual envía otra señal a la estación de alerta temprana más cercana, luego el barco recibe la información, baja su velocidad o se aleja del lugar.
“Lo importante es destacar que, al ser una iniciativa nacional de conservación, no es un proyecto exclusivamente científico o tecnológico, sino que apunta a involucrar a todos los actores de la sociedad, incidiendo en los tomadores de decisión, para mejorar nuestra conservación marina”. Afirma Ana María Molina.
Ballenas: aliadas contra el cambio climático
El rol de las ballenas para el correcto funcionamiento del ecosistema marino es esencial. Durante su vida captan, en promedio, 33 toneladas de CO2 lo que equivale a unos 1500 árboles, este es absorbido por sus cuerpos y no retorna a la atmósfera. Al morir, el cuerpo de las ballenas se hunde al fondo del mar junto a las toneladas de carbono que ha logrado almacenar, el cual queda secuestrado por miles de años. Sus restos son fuente de alimento para las especies carroñeras y al cabo de unos años sus osamentas empiezan a ser colonizadas por otros organismos, quienes pueden permanecer ahí hasta por cincuenta años.
Mientras viven, las ballenas trasladan nutrientes desde la superficie hasta el fondo del mar a través de sus heces, las que son abundantes en hierro y nitrógeno, minerales escasos en el mar. Estos minerales actúan como fertilizante, intensificando la productividad de los fitoplancton, criaturas microscópicas que aportan con el 50% de todo el oxígeno que hay en la atmósfera y a la vez capturan el 40% del CO2 que se produce, lo que equivale a cuatro bosques como el amazonas.
Si bien Chile es uno de los países adscritos a la Comisión Ballenera Internacional y por ende está prohibido en nuestro territorio la caza de estos cetáceos, existen otras amenazas que atentan contra la vida de estos seres. Entre ellos encontramos la contaminación marítima, gran parte producida por plásticos y desechos de la industria salmonera, la pesca de arrastre y también las colisiones con embarcaciones, que muchas veces provocan la muerte de ballenas.

Fundación MERI y su compromiso con las ballenas
Fundación MERI es una institución privada sin fines de lucro que desarrolla investigaciones científicas y brinda educación ambiental en vinculación a las comunidades para la conservación de ecosistemas estratégicos en Chile. Además, se encarga de estudiar diversos objetos de conservación, o sea, especies que se encuentran bajo amenaza presentes a lo largo de la región, para así proveer de información científica a quienes son responsables de tomar las decisiones.
Desde el año 2012 se encargan de monitorear acústicamente a las ballenas, específicamente en la región de Chiloé, con el fin de brindar evidencia científica y respaldar la importancia de avanzar a una regulación marítima que ponga fin a las colisiones entre ballenas y embarcaciones, como también a reducir el ruido de estas últimas ya que perjudican la comunicación básica entre seres marinos y afecta el desarrollo de su alimentación y reproducción.
Ana María Molina, directora ejecutiva de Fundación MERI, relata que “nuestros océanos y sus especies se encuentran bajo una serie de amenazas antropogénicas. Una de ella dice relación con el tráfico marítimo, que puede producir colisiones con mamíferos marinos, generando lesiones, incluso varamientos de ballenas, además de lesiones auditivas, desorientación y pérdida de posibilidad de comunicación, entre otras consecuencias”.
Para más información, te invitamos a revisar el sitio web https://theblueboatinitiative.org/

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