La inspiradora historia de la «Familia Sin Fronteras»: 15 países, 4 hijos, miles de kilómetros. una vanlife en constante movimiento y el mundo como gran escuela

por Ene 18, 2025Destacados, Portada, Rostros del cambio

Por más de seis años, Geraldine Chapochnick y su familia han adoptado un estilo de vida viajero que desafía las convenciones sociales. Junto a su esposo Mariano y a sus cuatro hijos, han recorrido 15 países aproximadamente mientras se adentran en una educación alternativa. Para Geraldine, la libertad no radica simplemente en viajar; más bien, la entiende como un proceso de construir una vida auténtica llena de introspección.

A través de su cuenta de Instagram (@familiasinfronteras), han inspirado a más de 427 mil seguidores a atreverse a soñar e ir más allá. Para esta familia chileno-argentina, vivir viajando es mucho más que una aventura: es un ejercicio constante de aprendizaje y trabajo personal. “No es irte de vacaciones, no es escaparte del mundo ni de la vida; es llevar tu vida contigo, con tus conflictos, tus apegos y todo lo que eres”, asegura. Desde intentar nuevas formas de crianza hasta desafiar sus límites de zona de confort, en cada una de sus rutas han encontrado lecciones que van más allá de lo previamente planificado.

Familia Sin Fronteras

Todo comenzó alrededor de 2018, cuando vivían en Buenos Aires, Argentina, y la pareja decidió dejar atrás la rutina tradicional y probar un estilo de vida distinto. Durante todo un año de preparación, vendieron sus pertenencias, compraron una van Mercedes-Benz de 1959 -nombrada “La Indomable”-, la adaptaron a sus propios gustos e iniciaron con su VanLife. Actualmente residen en Búzios, Brasil, pero mantienen sus aventuras a través de viajes grupales.

Aquello que más destaca Geraldine es la invaluable dimensión humana presente en cada una de sus expediciones. Recuerda que, en un principio, su cuenta de Instagram no tenía fines laborales. Su idea era solo conectar con locales y vivir cada destino desde su autenticidad. “El viaje de viajero, a diferencia del de turista, permite presenciar el contacto entre la magnificencia de la naturaleza y de la generosidad”, afirma. Justamente son las personas que les abrieron las puertas de sus casas, sin esperar nada a cambio, a quienes más atesora en su memoria. Para la familia, viajar es volver a confiar en el mundo y construir vínculos profundos.

Familia Sin Fronteras

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La educación de sus hijos es otro de los pilares fundamentales dentro de esta dinámica. Siendo los cuatro hijos homeschoolers, las enseñanzas son trabajadas en el día a día, por lo que la educación para esta familia se presenta en la vida misma. “Desde ir al parque o a un museo, hasta enseñarles a cocinar o ir al supermercado; todo puede ser aprendizaje”, comparte la madre. Paralelo a esto, los pequeños de 7, 10, 11 y 13 años siguen un programa formal que valida sus años de formación.

Por supuesto, la libertad de elegir ha sido un principio clave en la vida educativa de los niños. Si bien crecieron bajo la metodología homeschool, sus hijos mayores decidieron asistir a un colegio en Búzios durante un año para experimentar cómo sería la dinámica tradicional. “Fueron súper buenos alumnos. Obviamente en un principio tenían susto, sobre todo porque nunca habían dado una prueba solos en una sala de clases. Pero les fue increíble; es más, lo encontraron fácil”, cuenta Geraldine. A pesar de disfrutarlo, luego del año prefirieron volver al aprendizaje desde el hogar.

“Lo que más admiro de mis hijos es que son de mente abierta y no juzgan. Para ellos, las diferencias por nacionalidad, religión o clase social son inexistentes”. Al crecer rodeados de distintas realidades, han valorado cada experiencia y a las personas por quienes son. Para ilustrar esta visión, Geraldine comparte una anécdota: un día sus hijos jugaban con niños de una tribu indígena en Ecuador y al siguiente disfrutaban de videojuegos en la casa de un embajador. Cada situación, sin importar cuán distintas eran, les ha dejado una huella.

Familia Sin Fronteras

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Durante sus años de VanLife han recorrido toda Sudamérica, a excepción de Venezuela y Surinam. El espíritu viajero de la familia no se ha limitado al continente: también han visitado destinos como República Dominicana y Panamá, e incluso han liderado viajes grupales hacia Estados Unidos y Egipto. Paralelo a sus aventuras, trabajan de forma remota combinando la creación de contenido con su propia agencia de media management. Es a través de esta plataforma que colaboran con marcas, gestionan proyectos digitales y organizan nuevas experiencias grupales de las que cualquiera se puede sumar.

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Para todos aquellos que sueñan con viajar en familia, Geraldine tiene un mensaje claro: “Atrévete y hazlo. Si más adelante descubres que no es tu estilo de vida, está bien. Intentarlo siempre valdrá la pena”. Además, insiste en que tener hijos no es una limitación, ya que los niños se adaptan a todo. “Somos los papás, los adultos, quienes nos complicamos más”. A su vez, desmitifica la idea de que ser mamá o papá significa olvidar las metas o sueños personales. Es más, garantiza que resulta fundamental mantenerlas, sobre todo porque los pequeños aprenden de aquello que se tiene internalizado.


Para la Familia Sin Fronteras, viajar ha sido una herramienta de crecimiento personal y familiar. Con toda certeza, Geraldine comenta que nadie llega a los 80 o a los 100 años diciendo que se arrepiente de haber viajado junto a sus seres queridos. Incluso aquellas travesías desafiantes poseen un aprendizaje, por lo que el intentarlo jamás sería un fracaso. Cada kilómetro recorrido y cada encuentro les ha recordado que, más allá de los destinos, siempre “el viaje comienza por dentro”.

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