Helechos del sur de Chile: los secretos para germinar las plantas prehistóricas que estuvieron antes que los dinosaurios
En Chile existen al menos 65 especies diferentes de helechos. Aunque sean unas de las favoritas al momento de decorar jardines, estas antiguas plantas nos han acompañado desde nuestro propio inicio como especie. Hoy en día adquirirlas en un vivero es fácil, dado que se cosechan del bosque, pero germinarlas guarda tal vez los mismos secretos que le han llevado a sobrevivir tantos años.
Los helechos han sido testigo de la evolución durante más de 360 millones de años. Presenciaron el despertar de los dinosaurios y su eventual extinción, se adaptaron a los diferentes cambios climáticos y sobrevivieron a los eventos catastróficos que ha experimentado nuestro planeta. Luego nos vieron llegar a nosotros, los seres humanos, quienes habitamos la tierra hace menos de 300.000 años.
Consideradas entre las plantas más antiguas de la Tierra, los helechos se elevaron del suelo cuando la evolución los llevó a desarrollar tejidos vasculares que los ayudaron a transportar agua a sus extremidades y ganar altura. La evolución de los tejidos vasculares revolucionó el reino de las plantas ya que les permitió crecer grandes y soportar periodos de sequía en ambientes terrestres severos.

Helecho Cyathea en una calle de Santiago. Fotografía de Santiago Correa.
Los helechos evolucionaron y se diversificaron en miles de especies de diferentes tamaños, algunos muy pequeños y otros tan grandes como árboles, y que formaron los primeros bosques. Actualmente, se conocen unas 12.000 especies de helechos en el mundo, de las cuales 165 se encuentran en Chile. La mayor diversidad se da en Juan Fernández y en los bosques del sur del país, donde encuentran las condiciones más favorables de humedad y sombra para su desarrollo.
Pero también es posible encontrarlas en la ciudad. Santiago Correa es cineasta de profesión, pero hace seis años que se enamoró de los helechos y desde entonces se ha dedicado a estudiarlos. Fue cuando caminaba por la calle en Santiago cuando vio un solitario helecho cyathea, en ese momento no sabía exactamente qué clase de helecho era, pero tenía un tronco y era muy alto, le pareció increíble.
El encuentro calzó con el hecho de que iba a vivirse al sur y era su sueño estar rodeado de ellos, le gustó tanto que lo primero que hizo cuando volvió a su casa fue buscar en internet cómo germinar esta prehistórica planta.

Helecho ampe. En Chile se encuentra desde la región del Maule hasta la provincia de Aysén, así como también en el Archipiélago de Juan Fernández.
Resulta que no es nada fácil, estuvo al menos tres años recopilando toda la información que pudo encontrar sobre cómo cultivarlas, pero todos los métodos disponibles fallaban o eran ineficaces. No fue hasta el 2020 cuando la australiana Sue MacLaurin -una de las pocas en su país que se dedica a germinar helechos- posteó un video explicativo con la fórmula que finalmente le dio resultado.
“Es para gente con mucha paciencia. He ido a muchos viveros y no he encontrado un lugar donde los germinen, toman mucho tiempo, es mucho más rentable ir y sacarlos del bosque. Pero no hay un lugar donde podamos ver a los helechos en todos sus tamaños y formas, en Chile somos privilegiados, tenemos una familia de helechos maravillosas”, comenta Correa quien es una de las pocas personas que actualmente germinan helechos nativos en Chile y cuyo sueño es abrir una Casa de las Esporas.
Correa explica que como los helechos no tienen semillas ni flores, si no que producen esporas, estas pueden fácilmente ser devoradas por las esporas de los hongos, por lo que su germinación está lejos de simplemente tirarlas en la tierra. Las esporas de los helechos se pueden ver en pequeños sacos o líneas en la parte posterior de las hojas y se vuelven de color café oscuro o, a veces, negros cuando están maduros. Recolectarlas es clave para luego poder germinarlas.
Para eso se cortan las ramitas que tienen las esporas, se guardan en un sobre, luego se dejan al sol para que se sequen y queden al fondo, cuando están listas es recomendable ponerlas en un tarrito parecido a un salero para luego poder esparcirlas.

Soros o agrupación de esporangios en una rama de helecho cyathea. Fotografía de Santiago Correa.
Actualmente, los helechos son muy demandados para el diseño de jardines e interiores, pero cultivarlos no es un negocio debido a que crecen muy lento para alcanzar un tamaño comercial. No obstante, según la Fundación para la Innovación Agraria, el cultivo de helechos nativos podría entregar otras ventajas. Como son plantas que crecen en un ambiente controlado, potencialmente podrían adaptarse mucho mejor a las condiciones de su nuevo lugar de plantación y por lo mismo también ofrecen mejores expectativas para su posible exportación.
“Pienso que es importante darle más visibilidad a la trayectoria y la existencia de millones y millones de años de los helechos, el hecho de que sean los testigos de la evolución del planeta lo hacen ser una especie de planta muy mágica. Mucha gente no lo sabe pero los helechos que vemos hoy en día son casi los mismos de hace millones de años, y eso no pasa con muchas plantas”, afirma el cineasta.
Según los registros fósiles, un helecho de hace 180 millones de años era casi idéntico a sus descendientes actuales. Han vivido épocas en las que la cantidad de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera era muy elevada, como diez veces más que la actual y siguen entre nosotros, por lo que se han vuelto muy relevantes a la hora de predecir quienes van a salir beneficiados en un contexto de crisis de cambio climático.
En su casa en Villarica, Santiago Correa germina tres tipos de helechos nativos diferentes, el Quilquil, el Palito Negro y el Katalapi. Cuando el cineasta recién averiguó sobre los helechos nativos, averiguó que este último es el único helecho arborescente del país, lo primero que hizo fue visitar el Parque Katalapi en Puerto Montt donde es común encontrarlo y el cual debe su nombre a este hermoso helecho. Lo impresionante es que forman un tronco de hasta 1,5 m de alto por 30 cm de diámetro.

Helecho Katalapi, única especie arborescente de Chile. Fotografía del Parque Katalapi.
En caso de querer cultivar estos helechos arborescentes hay que tener paciencia, son generalmente de crecimiento lento, a tasas de aumento de altura de sólo 25-50 milímetros por año. Correa lleva un año con sus Katalapi y apenas tienen algunos centímetros de largo.
El gran secreto del éxito, cuenta, es la humedad. “Primero haces una capa con algo que se llama perlita, y después otra con turba, luego le echas el agua hirviendo para esterilizar la tierra y dejas que se enfríe por unas tres horas. Una vez frías le tiras las esporas a la tierra, le pongo un poco más de agua mineralizada o agua de pozo, cierras el taper y de ahí te olvidas por cuatro a seis meses”.

Germinación de Cyathea Cooperi. Fotografía de Santiago Correa.
Luego cuando el helecho deja de ser un musgo se abre la caja y se pueden comenzar a regar todos los días con un atomizador. También si se quiere, se le puede poner una vez por semana un bio estimulante para algas para estimular su crecimiento. Después cuando están más grandes se puede comenzar a separarlas.
«No solo son muy hermosos, está comprobado que los helechos tienen una gran importancia ecológica, los incendios que ocurren en bosques donde hay grandes cantidad de helechos avanzan mucho más lento, por ejemplo. Por eso es muy importante que comencemos a prestarles más atención y no darlos por sentado», afirma Correa.

Germinación de Adiantum Chilensis. Fotografía de Santiago Correa.
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