La ciencia a favor de Guafo: investigadores impulsan la conservación del tesoro natural ubicado al sur de Chiloé

por | Nov 11, 2021

Guafo es una isla que está en la costa Pacífica del norte de la Patagonia. Alberga numerosas especies de aves y mamíferos, como ballenas, delfines, chungungos y fardelas negras. Asimismo, refugia a la colonia reproductiva más grande de lobo fino austral del país, la que entrega cada año nuevos individuos a la población que vive en todo el Cono Sur. Desde 2003, un grupo de científicos —Guafo Island Science— investiga y monitorea a esta especie que habita en la isla, con el fin de demostrar cuán urgente es preservar la zona y crear conciencia en torno a ella. A un año de que Guafo fuese puesta en venta, este equipo de profesionales multidisciplinarios sigue luchando por defender y conservar, lo que para ellos, es un verdadero tesoro natural. 

A aproximadamente 50 kilómetros al sur de Chiloé, está Guafo, una isla rica en biodiversidad marina y de aves. En ella habitan un sinfín de peces pequeños, erizos, estrellas de mar, pulpos y jaibas. Sus aguas circundantes cuentan también con la presencia de especies migratorias y en peligro de extinción, como el chungungo, la ballena azul y la franca austral. Fardelas negras, y diversas especies de petreles, albatros y buitres se refugian en Guafo. 

Asimismo lo hace el lobo fino austral. En la isla está la colonia reproductiva más grande del país, la que cada año suma nuevos integrantes a la especie marina distribuida desde esta zona hasta Uruguay. 

Uno de los extremos de la isla —la Punta Weather— es fiscal y está bajo el resguardo de la Armada de Chile. El resto, es privado y su dueño es Rafael Valentín Valdivieso. En 2020, dicha parte de Guafo apareció en el catálogo de lugares en venta de Private Islands Inc.: era ofertada a 20 millones de dólares. Hoy se desconoce si la isla sigue en venta, pues ya no está disponible en el sitio web de la firma canadiense. 

A un año de esta situación, Guafo Island Science —grupo independiente de científicos, que se ha dedicado a investigar en la isla por más de diez años— insiste en la urgencia de que Guafo sea protegida. “Sería ideal que la parte que hoy es privada pase a manos del Estado, que este se haga cargo y que lo haga bien”, sostiene Diego Perez-Venegas, biólogo marino y miembro del equipo científico.

Según estos investigadores, la isla es un verdadero tesoro natural, aún no descubierto totalmente. Temen que una futura venta de Guafo provoque daños irreversibles en su rica biodiversidad. Por eso están comprometidos con el estudio de la especie de lobo fino austral que habita en la isla. Para ellos es una forma de difundir la importancia ecosistémica de esta porción de tierra al sur de Chiloé. 

Lobo fino austral en isla Guafo. Fotografía de Felipe Montalva.

Lobo fino austral en isla Guafo. Fotografía de Diego Perez-Venegas.

Un viaje apasionado

En la isla hay más de tres mil lobos finos australes, la mayoría está en el extremo que es fiscal. Encima de las rocas y muy cerca del mar, están las hembras y sus crías; los machos se acercan a la costa sólo en época reproductiva, entre noviembre y marzo. Mismo periodo de tiempo en el que los investigadores de Guafo Island Science van a la isla para estudiar la especie, qué la está afectando y cómo. 

Entre todos reúnen fondos para pagar los transportes por mar y tierra —los científicos son de distintas partes de Chile—, los instrumentos que usarán en sus estudios, comida y otros artículos necesarios para vivir cuatro meses en la isla. El punto de encuentro es Quellón. Desde ahí parten en botes de pescadores hacia Guafo, siempre y cuando el tiempo lo permita. “Ha pasado que nos hemos demorado hasta un mes en llegar a la isla desde el continente”, cuenta Perez-Venegas. 

En Punta Weather instalan su campamento. Desde 2016 lo han ido remodelando y adecuando para sus estadías: armaron una estructura sencilla para protegerse del frío nocturno —al interior de ella sitúan sus carpas—, improvisaron una ducha, y crearon un espacio para trabajar y dejar las distintas muestras. 

Lamentablemente, lo que alcanzaron a construir hasta el verano de 2017, fue arrasado por un temporal meses más tarde. Pese a ello, este equipo sigue entusiasmado: partieron de cero al año siguiente y en noviembre emprenderán un nuevo viaje a la isla. A ellos los mueve su pasión por la naturaleza, su amor por los animales y sus ganas de resguardar Guafo. 

El campamento del equipo en 2016. Fotografía de Diego Perez-Venegas.

Interior del campamento en 2016. Fotografía de Diego Perez-Venegas.

Una especie protectora

El lobo fino austral es un depredador tope dentro de la trama trófica de Guafo, esto quiere decir que se alimenta de otros organismos, especialmente de merluza austral, y que está en la cima de la pirámide alimenticia. Al ser un depredador de este tipo, regula la población: si los lobos marinos dejan de alimentarse de una determinada especie, las presas de esta van a disminuir. Diego Perez-Venegas sostiene que el lobo fino austral es importante para el ecosistema de la isla. De acuerdo a sus estudios, este mamífero marino es una especie centinela —al detectar efectos negativos en ellos, advierten problemas que pueden afectar a otros animales con los que convive— y paraguas, es decir, su protección ayuda a resguardar su entorno. 

Según las investigaciones de Guafo Island Science, el cambio climático esta afectando indirectamente a esta especie. Esto debido a que produce variaciones en la temperatura del mar lo que, al mismo tiempo, genera que el alimento del lobo fino austral se desplace a lugares más distantes, y que la hembra —quien sale a buscar la comida durante la temporada reproductiva— modifique su viaje y lo que come. 

Los científicos irán a la isla desde noviembre a marzo, a indagar cómo esta situación está impactando en el tiempo que la hembra pasa con sus cachorros y en la calidad de la leche que les da. Ambos son factores claves durante la formación de los lobos bebés, pues mientras más esté la loba con sus crías, más crecerán y tendrán un mejor sistema inmune para combatir parásitos como el anquilostoma  —similar a la lombriz solitaria pero de menor tamaño, que se pega a la vellosidad intestinal y absorbe la sangre, causando una herida que termina en una falla sistémica total. 

Según Perez-Venegas, los tres primeros meses son cruciales para esta especie: si en ese tiempo el cachorro no expulsa dicho parásito, no sobrevive. Si lo elimina de su cuerpo, el lobo fino austral será resistente a él en su adultez. En cuanto a la cifra de lobos afectados, no es exacta y varía en el tiempo. “De los 1.700 cachorros que aproximadamente nacen cada año, entre un 10 y un 40% sufren esta enfermedad y mueren”, aclara el biólogo marino. 

El biólogo marino y un lobo fino austral. Fotografía de Diego Perez-Venegas.

Parte del equipo de Guafo Island Science. Fotografía de Diego Perez-Venegas.

Por un futuro de conservación

El equipo de científicos tiene un sueño para Guafo. “Queremos hacer un centro de investigación en la isla, para crear mayor difusión de la riqueza e importancia ecosistémica que esta tiene”, precisa Perez-Venegas. Iniciarán este proyecto en noviembre, cuando viajen a Guafo a realizar sus investigaciones. Irán con un arquitecto para que conozca la zona, especialmente la Punta Weather, y para que trace las primeras líneas de la iniciativa. “No queremos construir sobre los cerros, ni talar ningún árbol. Vamos a mejorar lo que ya tenemos, sin generar impacto negativo en el entorno”, añade el biólogo marino. 

El equipo de Guafo Island Science, que desde 2003 se ha dedicado a la exploración y análisis de la isla, quiere que su futuro sea de protección y conservación. “Es trascendental que todos tomemos conciencia del cuidado de nuestro planeta. Por eso nosotros queremos darle este beneficio científico a Guafo. Es nuestra forma de aportar a la ciencia y al devenir”, concluye Perez-Venegas.

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