Andes mágico: la fundación que surfear, esquiar y navegar a personas con discapacidad

Hace más de 20 años que la Fundación Andes Mágico trabaja en la inclusión y desarrollo personal  de personas en situación de discapacidad a través del deporte en la naturaleza. Este verano Austerra Society acompañó a la fundación en una de sus “Semanas Mágicas” en Pichilemu, donde los jóvenes participantes disfrutaron del surf.

Ángel Fondón

Junio 17, 2021

La gente en la caleta de pescadores de Infiernillo, Pichilemu, mira sorprendida y expectante como un grupo de 10 jóvenes en situación de discapacidad, elongan sus músculos arriba de tablas de surf en la arena. Los instructores de la Escuela de Surf Infiernillo guían la elongación y la acompañan con animosos gritos que son imitados y respondidos por sus alumnos.

 

ー¿Estamos listos? ーgrita Ítalo Morales, uno de los instructores.

ー¡Si! ーresponden al unísono los jóvenes, quienes agarran sus tablas y se meten al mar.

“Ellos tienen mucha potencialidad, sus papás no cachan todavía. En esta libertad es que ellos sacan a relucir todas sus habilidades que tienen escondidas por años”, dice Mario Fernández, creador de “Andes Mágico”, fundación que desde 1999 aporta a la inclusión de personas en situación de discapacidad a través del deporte y la conexión con la naturaleza, motivando la independencia de las personas.

Mario se dedicaba a ser instructor de esquí en el Centro de Esquí Portillo cuando en 1999 se le ocurrió organizar una semana de actividades para niños en situación de discapacidad y bajos recursos. La iniciativa fue un éxito y se volvió una tradición anual. En 2012, el instructor dejó Portillo para dedicarse por completo a Andes Mágico y hoy la fundación ha llevado a más de 500 personas a practicar escalada en roca, surf, navegación, trekking y buceo, entre otros deportes outdoor.

Ana María Opazo mira como  su hijo Eduardo sonríe feliz en la ola. Es el sexto año en que ambos participan de una “Semana Mágica”, como llama la organización a sus salidas a terreno. Ana María es kinesióloga y participa de la fundación como voluntaria apoyando el trabajo de Mario. El Edu, como lo llaman sus compañeros, tiene un retraso psicomotor moderado del cual no se ha descubierto la causa. “Algo interesante y maravilloso que pasa, es que al principio uno mira a estos grupos y piensa: el es síndrome de down, el es parapléjico y ella tiene equis problema. Pero al paso de unas horas se convierten en tus pares y te relacionas como un igual, comienzas a entenderlos y descubres personas maravillosas”, dice la kinesióloga. 

Los chicos y chicas de Andes Mágico van saliendo del agua con una sonrisa marcada en sus rostros. Algunos lograron pararse solos en la tabla por primera vez, y otros disfrutaron agarrar la ola o la espuma acostados y acompañados por los instructores. “La idea es que ellos disfruten, que se puedan deslizar sobre una ola, o una espuma en la orilla. Que puedan disfrutar. Ellos sonríen, se ponen alegre, lo disfrutan y esos nos alientan a seguir”, dice Ítalo Morales, quien lleva 10 años de experiencia en el surf adaptado.

Mario ha llevado a los participantes de las semanas mágicas a San Pedro de Atacama, Chiloé y la Isla Robinson Crusoe, entre otros. Actualmente trabaja para cumplir sus próximos objetivos: llegar a la Isla de Pascua y la Antártica. “En la teletón, a donde asisten muchos niños, nos han dicho:  lo que hacen ustedes en una semana, nosotros nos demoramos años. Es que nuestra gran aliada es la naturaleza… y el deporte”.

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