Licanfly: la emotiva historia del encuentro de parapente más grande de Chile y Latinoamérica

por Feb 9, 2024Naturaleza, Outdoor

Más de 152 personas se reunieron en la 15º versión del encuentro de parapente que este año se convirtió en el más grande de Chile y Latinoamérica. Cada vez el Licanfly suma más adherentes y ya es un clásico que nadie se quiere perder. Su origen es una historia de camaradería y apoyo al turismo local que transformó la vida del lugar y de las personas del Cerro Challupen.

Durante la tercera semana de enero, Lican Ray recibió a pilotos de todo el mundo y regiones de Chile para disfrutar de este clásico del sur del país. Al igual que todos los años, la actividad fue organizada por el Club de Parapente Vuelo Sur de Temuco, quienes cumplieron las grandes expectativas que todos estaban esperando.

“Fue el evento más grande de estos últimos 15 años y también el más masivo de parapentes en Chile”, destacó Juan Pablo Mora, socio fundador del encuentro. Este año batieron récords, pero Mora todavía recuerda perfectamente bien la primera vez que volaron desde el Cerro Challupén y cómo decidieron convertir la tradición en un encuentro oficial.

Licanfly | Fotografía de Juan Pablo Mora.

La historia de la tradición de juntarse a volar en Licán Ray

Hace 15 años, en las montañas de Licán Ray, Juan Pablo Mora y su amigo Alberto Muñoz – dos apasionados del parapente – estaban buscando nuevos despegues cuando después de explorar la zona, descubrieron un cerro con condiciones increíbles. Despegaron desde su cima y al poco rato vieron cómo una mujer que salía de una ruca les hizo señas desde abajo: “aterricen acá”, les gritó la señora Flerida Collinao quien es parte de la comunidad mapuche dueña del Cerro Challupen.

“La conocimos, nos presentamos y le preguntamos si podíamos despegar del patio de su casa. Nos contó que soñaba con trabajar en turismo, pero lo veía muy lejano porque estaba muy lejos y nadie se iba a desviar hacia dónde vivía. Nosotros le propusimos traer a más amigos pilotos y que cobrara por la zona de vuelo, la idea le encantó”, cuenta Mora.

Con el tiempo Juan Pablo, Alberto y Flerida se hicieron muy amigos y juntos, hicieron gestiones con la municipalidad para mejorar el acceso al lugar, y poco a poco, comenzaron a invitar a más personas a volar en este paraíso escondido. Las condiciones eran ideales, con paisajes impresionantes y la hospitalidad de Flerida, quien prepara deliciosos jugos naturales, pan amasado y cordero al palo para los visitantes.

Así fue como con el tiempo decidieron convertir esa reunión en un encuentro oficial de parapente. El primer Licanfly se llevó a cabo en 2007 con la participación de 20 pilotos de Argentina y Chile. Con los años el evento se convirtió en una reunión internacional, atrayendo a pilotos de todo el mundo, desde Francia hasta Islandia.

“El éxito del encuentro no solo radica en las increíbles condiciones para volar, sino también en la cálida camaradería que se da entre todos los participantes. Flerida conversa con todo el mundo y comparte sus historias en Mapudungun, las personas no solo disfrutan de una vista impresionante sino que también conectan con la cultura local”, afirma el piloto.

Flerida Collinao | Fotografía de Juan Pablo Mora.

A pesar de los desafíos, como la pandemia que detuvo el evento por un par de años, el entusiasmo y el apoyo de la comunidad nunca disminuyeron. Finalmente, el encuentro se convirtió en uno de los más grandes de Chile y Latinoamérica, uniendo a personas de diferentes partes del mundo en torno a su amor por el parapente y la hospitalidad de Flerida y su comunidad.

Las condiciones perfectas para un vuelo inolvidable

Saliendo de Licán Ray, camino a Coñaripe, en el sector ensenada y a sólo un par de kilómetros, se encuentra el cerro Challupén, que en español significa “lugar de encuentro”. Lo nombraron así porque antiguamente varias comunidades mapuche se reunían en el lugar, eso no hizo nada más que reforzar la idea de encuentro que los fundadores se imaginaban. 

Con un despegue de 400 metros y a 600 metros sobre el nivel del mar, en el lugar ocurre un fenómeno climático conocido como restitución, donde la temperatura del lago se invierte en comparación con la del ambiente. Este fenómeno brinda la oportunidad de presenciar un atardecer único a 1.500 metros de altura, con una vista panorámica del lago que se tiñe de dorado. 

La vista abarca desde Playa Chica hasta la Península, la Playa Grande, las Islas, el Lago Panguipulli y la Laguna Pullinque, todo mientras se rodea de las majestuosas montañas y el imponente volcán Villarrica. Con 70 u 80 pilotos en el cielo al mismo tiempo, el escenario es simplemente precioso.

El aterrizaje se encuentra aproximadamente a tres kilómetros en línea recta hacia el suroeste, en el sector conocido como «El Badén», una locación histórica por ser el lugar por donde descendió la lava proveniente de la erupción del volcán en 1971.

Licanfly | Fotografía de Juan Pablo Mora.

En resumen, el encuentro de parapente Licanfly no solo es un evento deportivo, sino también un símbolo de amistad, cooperación y pasión por la naturaleza. Desde sus humildes inicios hasta convertirse en un evento internacionalmente reconocido, la historia del Licanfly es un testimonio del poder transformador del trabajo en equipo y el compromiso con la comunidad local.

Cada año, pilotos de todo el mundo se reúnen para disfrutar de las condiciones perfectas de vuelo que ofrece el Cerro Challupén y para compartir momentos inolvidables de camaradería. Sin duda, el Licanfly seguirá siendo un punto de encuentro para amantes del parapente de todas partes, y su legado perdurará por muchos años más.

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