Loros y guacamayos momificados en pleno Desierto de Atacama: un hallazgo que revela el comercio precolombino

por Abr 5, 2025Destacados, Portada, Uncategorized

El desierto de Atacama, conocido por su pasado precolombino y su extrema aridez, ha sorprendido a la comunidad de científicos con un fascinante hallazgo sobre momias de loros y guacamayos que datan entre los años 1.100 y 1.450 d.C. ¿Lo más asombroso? Es la historia de comercio, adaptación y simbolismo que acompañan a estas especies no endémicas de la zona norteña de Chile.

Una investigación publicada en la revista PNAS en marzo de 2021, reveló que estas aves exóticas fueron transportadas vivas desde la Amazonía. En un viaje de cientos de kilómetros, cruzaron los Andes -de más de 3.000 metros de altitud- hasta llegar al desierto chileno. El estudio plantea que fueron mantenidas en cautivero con el propósito de recolectar sus plumas, las que fueron altamente valoradas en las culturas precolombinas por sus colores y significados de ritual.

Ahora, para indagar más sobre la importancia de este descubrimiento, se conversó con Diego Jara, médico veterinario y taxidermista del Museo Nacional de Historia Natural (@mnhncl), y Verónica Silva, antropóloga física y curadora del Área de Antropología del MNHN. Desde sus experiencias tanto en conservación como en biotipología, los expertos destacan que estos restos no solo confirman la existencia de una sofisticada red de comercio, sino que también evidencian el gran conocimiento que estas culturas tenían acerca de la preservación de materiales orgánicos en un ambiente adverso.

Créditos: Calogero Santoro, Universidad de Tarapacá y José Capriles, Universidad de Pensilvania.

“Este tipo de hallazgos arqueológicos son una verdadera ventana al pasado, porque permiten descubrir nuevas perspectivas e interpretaciones de la historia”, afirman. Resulta que las plumas de guacamayos y loros, además de ser elementos decorativos, eran símbolos de estatus, poder y conexión con la espiritualidad. Por lo mismo, eran consideradas como un bien suntuario y utilizadas en vestimentas, artefactos ceremoniales y tocados. “En algunas sociedades, y a raíz de su apreciación simbólica y cultural, las plumas tenían hasta más valor que los metales preciosos, como el oro”, añaden.

Hasta hoy, las plumas de estas especies exóticas son apreciadas por sus colores intensos y por un fenómeno conocido como “reflexión estructural”. Este efecto, generado por la interacción de la luz con la estructura microscópica de las plumas, genera colores iridiscentes y brillantes que cambian de acuerdo con el ángulo de observación. En breves palabras, esta estructura del loro y guacamayo fue esencial a raíz de su rareza, apariencia deslumbrante y capacidad para simbolizar diferentes significados.

 

Créditos: Museo Nacional de Historia Natural.

De acuerdo con ambos profesionales -y como fue previamente mencionado-, este descubrimiento constata las amplias redes de comercio que existían durante el Período Intermedio Tardío en el Norte Grande de Chile. Aunque estos animales parecen haber sido eviscerados, su proceso de momificación de animales no fue tan desarrollado como en otras culturas, como la egipcia. “El hallazgo parece mostrar una combinación de momificación natural y artificial de forma aleatoria. Incluso algunos ejemplares se aproximan al proceso de taxidermia clásica, como la que se practica hoy en día en los museos”, aseguran.

Créditos: Calogero Santoro, Universidad de Tarapacá y José Capriles, Universidad de Pensilvania.

Para los investigadores, el hecho de que estas aves no solo lograron llegar a Atacama, sino que además fueron mantenidas con vida en un entorno tan extremo, da cuenta de la adaptabilidad de las comunidades prehispánicas. “Esto se evidencia en los análisis de dieta que muestran similitudes con la alimentación de los humanos que habitaban lugares como el oasis de Pica o el Valle de Azapa. Así, se sugiere que los animales fueron alimentados y mantenidos en cautiverio para obtener sus valiosas plumas, arrancadas regularmente a medida que volvían a crecer”, sostienen.

Además de los loros y guacamayos, se han encontrado restos de otras especies foráneas dentro de contextos arqueológicos chilenos, reforzando la idea de una red de intercambio fuertemente desarrollada. Ya sea para fines espirituales o comerciales, afirman que “entre los más notables se encuentran felinos nativos y ajuares funerarios, aves tropicales y marinas, tortugas y hasta monos”.

Créditos: Museo Nacional de Historia Natural.

En la actualidad, el Museo Nacional de Historia Natural sigue innovando en la conservación de estos increíbles vestigios. “Se han incorporado nuevos estándares, incluyendo el uso de materiales libres de ácido y el acolchado que protegen los cuerpos a largo plazo”, explican Diego y Verónica. Además de evitar daños, aseveran que estos avances han devuelto la dignidad a los restos de los animales para recordar que alguna vez fueron seres vivos, y que su cuidado debe respetar tanto su historia como las creencias de quienes los sepultaron.

Créditos: Museo Nacional de Historia Natural.

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