Movimiento Chipko: las mujeres que abrazon árboles para salvar los bosques del Himalaya
La palabra hindi chipko significa «abrazar» o «aferrarse a» y refleja la táctica principal que los manifestantes del Movimiento Chipko usaron para frenar la tala de los bosques del Himalaya, aferrar y abrazar los árboles para impedir la deforestación. Pese a que nació con un objetivo ecologista, sus implicancias obligan a entenderlo también como un movimiento feminista.
En 1730 en el noroeste de la India, el gobernante de ese entonces de Marwar, Abhai Singh, mandó a sus soldados a derribar árboles al bosque de la aldea de Khejri. El rey necesitaba madera para su nuevo palacio. Sin embargo, cuando el séquito de hombres llegó a cortar, Amrita Devi Bishnoi dirigió a los hombres y mujeres de su aldea a negarles el paso a los soldados. Amrita declaró que los árboles Khejri eran sagrados para los bishnois , y su fe le prohibía permitir que se talaran los árboles.
Incluso se les propuso a los Bishnois dejar en paz a los árboles a cambio de un soborno, lo que fue considerado un grave insulto a los valores del grupo religioso. Amrita dijo que preferiría morir antes que permitir que talaran los árboles. Ella y su familia se abrazon a los Khejris para protegerlos con sus cuerpos, acto seguido los Marwan procedieron a decapitar a Amrita y a tres de sus hijas antes de comenzar a talar los árboles.
Según los estudios del pueblo Bishnoi, se dice que las últimas palabras de Amrita fueron: «Una cabeza cortada es más barata que un árbol cortado», lo que se convertiría más tarde en un grito de guerra para los bishnois.
La noticia se difundió y bishnois de múltiples aldeas viajaron al lugar para manifestarse en contra de la tala. Hombres, mujeres, adultos mayores y niños comenzaron a abrazar los árboles, pero los soldados no tuvieron piedad. Ese día terminó con el asesinato de 363 personas mientras protegían el bosque.
Mujeres Chipko de la India
Tiempo después, se decretó que el pueblo nunca más se vería obligado a proporcionar madera para el reino. El pueblo pasó a llamarse Khejarli, y el lugar de la masacre se convirtió en un lugar de peregrinaje para la fe bishnoi.
La acción de los bishnoi se considera una de las acciones de defensa ecologista más impactantes en la historia. Tanto así que doscientos cincuenta años después, las mujeres del norte de la India se convertirían en las protagonistas de uno de los movimientos ecologistas más conocidos e influyentes dentro y fuera de su país: el Movimiento Chipko.
En 1972 bajo el liderazgo de dos discípulas directas de Gandhii, Mira y Sarala Bhen, y el local Sunderlal Bahuguna, nació el movimiento que quiso responder a la explotación creciente e irracional de los recursos forestales en las laderas del Himalaya. Durante los años 60, se llevó a cabo en ese lugar la tala de bosques para desarrollar agricultura extensiva y abastecer a las industrias madereras, cuyos aserraderos ya estaban extendidos por toda la zona.
El desequilibrio ecológico ocasionado por estos cambios significó una amenaza para las formas tradicionales de subsistencia de los aldeanos, que dependían del aprovechamiento consciente de la tierra, los bosques, las aguas y demás recursos naturales a su alcance. Toda la vida comunal en la región empezaba a verse afectada de distintas maneras.
Mujeres y niñas Chipko de la India
Fue así como su primera acción significativa tuvo lugar en 1973, cuando un grupo de pobladores de la comunidad de Mandal se adentró en el bosque tocando tambores para salvar 300 árboles de fresno que iban a ser talados. Los motosierristas, al ver a la comunidad organizada y determinada a abrazar los árboles, desistieron de cortarlos. De ahí que el movimiento adquiriera el nombre de Chipko, que en hindi significa “abrazar” o “aferrarse a”.
Pero quizás lo más notable de este movimiento fuera el enorme protagonismo de las mujeres campesinas en él, muchas de las cuales se vieron enfrentadas a sus propios esposos que a menudo acababan trabajando para los aserraderos. Sin duda la imagen más difundida y apreciada de Chipko Andolan ha sido la de esas aldeanas abrazadas a los árboles, tomadas de las manos para rodear sus enormes troncos o atadas a ellos con cuerdas durante horas hasta desfallecer de cansancio.
En el proceso previo a las firmes acciones de las mujeres, se dedicaron a examinar e identificar las consecuencias de la deforestación de sus territorios y las plantaciones de monocultivos de pinos que ahí se estaban instalando. Se dieron cuenta de que estas acciones extractivistas provocaron inundaciones y erosión de los suelos.
Según el libro Abrazar la Vida: mujer, ecología y supervivencia de Vandana Shiva, activista en favor del ecofeminismo y parte del movimiento Chipko en 1973, el desequilibrio ecológico afectaba sobre todo a las mujeres, ya que eran ellas quienes realizaban la mayoría de las actividades agrícolas y ganaderas.
Bajo un contexto cada vez más precarizado el Movimiento Chipko se dio cuenta de que la conservación de los bosques era esencial para la continuación de las actividades económicas de las cuales dependían. En el libro se Shiva se lee a una de sus líderes diciendo: “…hoy día veo con claridad que establecer aserraderos en las montañas es una forma de adherir al proyecto para destruir a la Madre Tierra. Los aserraderos tienen un apetito infinito de árboles y arrasan con los bosques para satisfacerlo”.
Mujeres Chipko de la India
Pese a que se señala que, en su origen, la pretensión inicial de Chipko solo era la supervivencia de las comunidades rurales, que necesitaban los recursos forestales, no puede obviarse que Chipko ha evolucionado y, el hecho de que se haya consagrado como movimiento en el tiempo, obliga a que sea analizado desde más perspectivas, como el feminismo o el ecologismo.
Para Francisca Fernández Droguett, antropóloga y activista feminista del Movimiento por el Agua y los Territorios y la Cooperativa La Cacerola, lo que el Movimiento Chipko describió en las prácticas extractivistas en la India hace varios años hoy sigue resonando: “La forma histórica de opresión territorial que ha traido el colonialismo se ha relacionado del mismo modo en cómo se ha aprpopiado el cuerpo de la mujeres, y esto tiene que ver también porque se nos ha vinculado historicamente a la naturaleza”.
“Se hablaba de la naturaleza como donde habitaban las indigenas, las mujeres, las personas en situacion de esclavitud, versus la cultura y la civilizacion como el lugar de lo masculino. Ahí hay un lugar histórico de opresión, pero por otro lado, también se hace una reivindicación de cómo las mujeres en los distintos pueblos hemos estado vinculadas al cuidado de la tierra, a sostener la vida, la memoria y la oralidad, donde se cosechan los saberes y haceres, y en ese sentido también se crea una vinculación más cercana con la naturaleza, por estas prácticas históricas como ser cuidadoras de las semillas, por ejemplo. Entonces por un lado estamos relacionadas con la naturaleza por la violencia que hemos sufrido, pero también por nuestra relación y nuestra forma intrínseca de vincularnos con ella”, agrega Fernández.
A medida que el movimiento Chipko creció, las protestas se orientaron más hacia proyectos y se expandieron para incluir toda la ecología de la región, convirtiéndose finalmente en el movimiento “Salvemos el Himalaya”. Entre 1981 y 1983, la líder Sunderlal Bahuguna marchó 5.000 km a través del Himalaya para dar prominencia al movimiento. A lo largo de la década de 1980, muchas protestas se centraron en la represa de Tehri en el río Bhagirathi y en varias operaciones mineras, lo que resultó en el cierre de al menos una cantera de piedra caliza. De manera similar, un esfuerzo masivo de reforestación condujo a la plantación de más de un millón de árboles en la región. En 2004, se reanudaron las protestas de Chipko en respuesta al levantamiento de la prohibición de la tala en Himachal Pradesh , pero no tuvieron éxito en su recreación.
El movimiento continúa actualmente con programas de reforestación y eco-desarrollo, facilitando créditos y articulando políticamente las comunidades campesinas. Asimismo, sus estrategias siguen siendo, frente a las compañías privadas y las políticas de explotación maderera, de resistencia, desobediencia civil y acción directa no violenta: retrasar las talas, boicotear las subastas de explotación maderera, huelgas de hambre, etc.
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