Nadar con macroalgas, un viaje submarino con “la base de las redes tróficas de las áreas intermareales y submareales”

por Jun 9, 2024Medioambiente, Naturaleza

En el Día Mundial de los Océanos buscamos resaltar la magia de los bosques marinos. Sumergirse en un mundo desconocido, atrapante y mágico; así se siente visitar el fondo marino y toparse con macroalgas, las que se pueden encontrar a lo largo de las costas de Chile. No obstante, su mayor amenaza es la presencia humana; por ende, su cuidado y conservación no puede ser subestimada y deben tomarse medidas urgentes para proteger estos bosques.

Según Edgardo Cruces, biólogo marino y Dr. En Ciencias de los Recursos Naturales, los ecosistemas marinos se caracterizan por la presencia de macroalgas, las que “cumplen la función ecológica de productores primarios, es decir, son la base de las redes tróficas de las áreas intermareales y submareales”.

El término “alga” abarca una amplia variedad de organismos, desde células individuales hasta organismos multicelulares de 70 metros de longitud, que se dividen en dos grupos según su tamaño: las microalgas que son reconocidas por provocar mareas rojas y las macroalgas que son todas aquellas que se pueden identificar a simple vista, como por ejemplo el cochayuyo o la lechuga de mar.

Rupestre y sus cachorros
Rupestre y sus cachorros

Joel Reyero @naturalflash

Las macroalgas pueden clasificarse en tres grandes grupos: las algas verdes, las algas pardas y las algas rojas; todas ellas poseen clorofila y sus colores se deben a la presencia de otros pigmentos. Pueden ser utilizadas como sustrato para el asentamiento de otras algas, microhábitat protegido y funcionan además como fuente de alimento para invertebrados y peces.

Según el Dr. Cruces, quien trabaja actualmente en el Centro de Investigaciones Costeras de la Universidad de Atacama, mencionó que “en el norte de Chile, los bosques marinos de macroalgas proporcionan refugio, alimento y zonas de reproducción a macroinvertebrados y vertebrados, como el pingüino de Humboldt (Spheniscus humboldti) que es una especie vulnerable, la nutria (Lontra felina) que es una especie en peligro, el león marino (Otaria flavescens), el delfín mular (Tursiops trucates) y comunidades de peces”. 

Joel Reyero, fotógrafo de naturaleza, quien se dedica a la fotografía hace 10 años, vivió en la Patagonia durante mucho tiempo, lugar que despertó en él muchas pasiones, una de ellas fue el buceo. En esa instancia se encontró con los bosques marinos y las macroalgas: “Tomar fotografías ahí es una experiencia difícil y a la vez muy gratificante, es como nadar en un bosque en movimiento repleto de vida, donde se pueden encontrar cientos de especies que se refugian entre las láminas y los arpones de las Macroalgas”, señaló el experto.

@equilibriofilms – Christian Muñoz Donoso - Gentileza Netflix, Inc.

Joel Reyero @naturalflash

Los bosques de algas son claves para la mitigación del cambio climático, ya que absorben grandes cantidades de carbono y actúan como refugio para las especies que lo habitan, y Joel ha logrado captar su belleza de manera perfecta. Vivió en la Patagonia por un tiempo y se dio cuenta que en el océano existía un mundo repleto de vida con especies poco conocidas, e indicó que “con la fotografía como herramienta es posible mostrar las maravillas que se esconden bajo el mar, y así mostrar algo del inmenso valor que tienen los océanos y las especies a las que brindan vida”.

No obstante, para Edgardo Cruces, la mayor amenaza de estos ecosistemas tiene origen antrópico: humano. La primera preocupación es la contaminación a la que es sometido al medio marino por las descargas industriales que tienen incidencia directa en las comunidades de macroalgas; y la segunda y más importante, es la extracción indiscriminada y sin regulación de la especie, principalmente de algas pardas desde las zonas costeras, las que provocan daños irreparables.

Una de las maneras de sacar el recurso es mediante el sistema de barreteo, el cual, mediante la acción mecánica extraen macroalgas desde su grampón, dejando el área marina totalmente desprotegida. “Esta acción no solo tendría consecuencias ecológicas, sino también, sobre la geomorfología costera, ya que las macroalgas absorben la energía de las olas, disminuyendo su efecto mecánico sobre la costa”, aseguró el Dr. Edgardo Cruces.

Para garantizar la conservación de las macroalgas, debe asegurarse su valor económico y ecológico en el largo plazo. Su importancia no puede ser subestimada y deben tomarse medidas urgentes para su protección a través de proyectos de conservación y el manejo sostenible de los recursos; incluyendo la regulación de la extracción ilegal y desmedida de algunos bosques, junto con la promoción de prácticas de pesca responsables y sostenibles.

Rupestre y sus cachorros

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