«Puedes sentir el palpitar del glaciar»: la travesía al desconocido Pala Kenkeshen en el corazón de Tierra del Fuego

por Dic 8, 2023Naturaleza, Outdoor

Desde las altas cumbres nevadas hasta el intrincado glaciar, el fotógrafo Paolo Ávila, nos invita a explorar el Pala Kenkeshen en Tierra del Fuego. En esta segunda expedición, destaca los desafíos enfrentados y las notables diferencias en el entorno desde su primera incursión en 2021. 

En la remota isla de Tierra del Fuego, el Pala Kenkeshen es un espectáculo majestuoso y cambiante. El glaciar, que se traduce como “la roca que toca las nubes” es un macizo icónico de la cultura Selk’nam y fue recién explorado por primera vez por un grupo de montañistas en 2021. 

Este año y por segunda vez, el fotógrafo Paolo Ávila y Marcelo Noria, único guía autorizado por Conaf para hacer viajes en Tierra del Fuego, se internaron nuevamente en lo profundo del Parque Nacional Yendegaia. A ellos se les sumaron Cristóbal Emilfork, sacerdote jesuita que está estudiando la vinculación entre los pueblos originarios y los glaciares, y Sindy Villalobos, cineasta y fotógrafa de naturaleza.

El objetivo era claro: llegar más allá de lo que lo habían hecho anteriormente y explorar aquello que nunca antes se ha observado.

Expedición al Glaciar Pala Kenkeshen. Fotografías de Paola Ávila @paolophotojournalist

La travesía de siete días inició con un paisaje cubierto de nieve y un fondo donde se revelaban las icónicas torres que caracterizan la región. A medida que avanzaron, el paisaje creó un contraste maravilloso. La nieve, ahora escasa, dejó entrever un bosque de lengas de tonos cafés intensos, atravesado por ríos y riachuelos que descendían desde el cielo. La soledad del lugar, la ausencia de animales y la presencia de la quietud solo interrumpida por el viento, creó una atmósfera única.

Después de un rato, la vista se transformó nuevamente. Al alcanzar cotas superiores, el bosque desapareció y dio paso a lagunas y vastas extensiones de hielo y nieve. La tranquilidad reinaba y la sensación de estar en un lugar prácticamente inexplorado se intensificó. Lo único que se sentía era el palpitar del glaciar y cómo se movía debajo de sus pies. 

“Escuchar el glaciar es una sensación indescriptible, es como estar sobre un gigante que se mueve”, relató Paolo Ávila, fotógrafo de ambientes y deportes extremos, quien se convirtió en la primera persona en subir randoneando y bajar esquiando el macizo. “Fue maravilloso poder esquiar nieves vírgenes. Es muy rica la sensación, era algo que nadie había hecho en ese lugar. Fue muy extremo también, porque no podías hacer ningún paso en falso o jugártela por algún lugar que estuviera más o menos malo, porque te ibas por una grieta al fondo y ya no salías”.

A diferencia del paisaje de dos años atrás, esta vez – pese a que nuevamente ascendieron en septiembre – la cantidad de nieve era notoriamente menor y por lo tanto todo fue un poco más peligroso y exigente.

Expedición al Glaciar Pala Kenkeshen. Fotografías de Paola Ávila @paolophotojournalist

“En la primera expedición fuimos con ocho metros de nieve por ambos lados de las laderas, ahora eran dos o tres. El glaciar había retrocedido en su tamaño y como había nevado menos, estaban más cerca las grietas y podías sentir cómo sonaban por debajo. Eso también lo hizo más agresivo porque las grietas estaban abiertas y cualquier paso en falso podía ser el último”, explicó el fotógrafo. 

Ávila estudió pedagogía en educación física y con el tiempo se especializó en diferentes disciplinas como entrenamiento funcional, poledance y taekwondo. Hizo un máster en entrenamiento, pero con el tiempo sintió la necesidad de trabajar en algo que significara un desafío diario y constante. Descubrió la fotografía a través de un amigo y se decidió por estudiar fotoperiodismo. Desde entonces ya son 10 años dedicados al retrato de la naturaleza, la montaña y los deportes extremos. A lo largo de su carrera ha sido  testigo del cambio en los paisajes que ha capturado con su lente y en ese sentido el Pala Kenkeshen realmente lo sorprendió. 

“La verdad es que me dio mucha pena ver el glaciar con un cambio tan drástico en tan poco tiempo. Uno se da cuenta cómo de aquí a diez años cuando nuestros hijos lleguen  a visitar estos lugares, ya no van a ser los mismos. Ya no va a haber agua, ya no van a haber glaciares, o van a estar extremadamente arriba de las montañas”, aseguró el explorador. 

Expedición al Glaciar Pala Kenkeshen. Fotografías de Paola Ávila @paolophotojournalist

Y es que pararse con una cámara frente a paisajes remotos o inexplorados pega diferente. La conexión con la naturaleza trasciende la mera observación; para Ávila es una relación de admiración profunda. 

 

«Es una relación de admiración. Porque todos los humanos nos sentimos grandes, inmortales. Y manejamos todo. Pero cuando estás en la naturaleza te das cuenta que no eres nadie y que ella tiene el control sobre ti, sobre lo que te pasa y lo que no te pasa”, explicó. “Admiración total, porque es capaz de crear, de dar vida, así como de destruir y quitarla”.

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