Siempreverdes: los árboles nativos que no botan las hojas en otoño
Gracias a ala geografía única de Chile, es posible encontrar una diversdad muy rica de árboles nativos de todos los tipos. Están los que veremos quedarse sin hojas durante el invierno, pero también una gran cantidad de especies que se mantienen siempreverdes durante todo el año gracias a los mecanismos de protección que poseen. Acá te presentamos seis de ellos.
Cada año, el comienzo del otoño nos recuerda que llega una nueva etapa para la que nos tenemos que preparar, muchos de nosotros volvemos de vacaciones a trabajar o a estudiar a sabiendas que pronto vendrán días con menos luz solar y temperaturas más frías.
La naturaleza, como siempre, lo tiene más claro que nosotros. Durante este periodo del año es común ver cómo muchos árboles cambian de color su hojas y terminan por perderlas debido a la disminución de luz y una radiación solar más débil que hace que las plantas dejen de hacer fotosíntesis. Cuando la clorofila desaparece, los pigmentos naranjas y amarillos se dejan ver. Esto provoca que las hojas pierdan toda su utilidad y se desprendan completamente para que, sin ellas, el árbol pueda sobrevivir más tiempo con menos alimento.
Por otro lado, en nuestro país poseemos múltiples especies de árboles que permanecen siempre verdes durante todo el año. Árboles a los que los azota el invierno, pero permanecen implacables. A diferencia de los árboles que quedan desnudos, no mueren ni caen, sino que sus hojas se van renovando durante el año.
Esto se debe a que sus hojas tienen mecanismos de protección como ceras y resinas, que resisten la congelación y la fractura. Poseen una capa de cera llamada cutícula que evita que se escape la humedad por la evapotranspiración. Además, sus raíces profundas permiten que capten agua de las napas subterráneas y así no depender solo de las precipitaciones.
Según datos de la Conaf, la superficie cubierta por bosque en nuestro país corresponde al 23,8% del territorio nacional con 18.030.735 hectáreas, de las cuales 14.737.485 son bosque nativo, 179.125 hectáreas de bosque mixto y 3.114.125 hectáreas de plantaciones forestales.
La especial geografía de Chile ha contribuido a un particular desarrollo de nuestros bosques que nos da la oportunidad de presenciar al menos seis tipos diferentes de bosques, y por lo tanto una diversidad muy rica de especies siempre verdes.

Queñoa. Fotografía de Duncan Christie, disponible en el Museo de Historia Natural de Concepción
En la zona cordillerana del extremo norte del país, dentro de las especies que nos deleitan con su belleza y verdor durante todo el año, encontramos a la Queñoa (Polylepis tarapacana) y Queñoa de altura (Polylepis rugulosa Bitter). Crece entre 3.000 y 4.000 metros a nivel del mar, lo que lo hace el árbol que crece a mayor altitud del mundo. Mide entre 3 y 7 metros de altura y su tronco llega a medir hasta 60 cm de diámetro y, al igual que las ramas, se caracteriza por su forma retorcida. Respecto de su edad, se han encontrado individuos con una edad superior a los 200 años.

Boldo. Fotografía de Nicolás Villaseca.
Si bajamos por el mapa al centro del país, el bosque Esclerófilo nos ofrece una vegetación de tipo mediterráneo que se presenta en muy pocas zonas del mundo y cuyas especies predominantes son los árboles de hojas siempreverdes de consistencia dura.
“Mienten sus hojas por rudas
que no son cosa cristiana,
pero vuelan por el mundo
sus hojas hospitalarias”
Así describe Gabriela Mistral las hojas del Boldo en un poema que le dedicó al árbol. El Peumus boldus es endémico de Chile y posee hojas duras, aromáticas y muy ásperas al tacto. Mide hasta 20 metros de altura y el tronco alcanza cerca de 1 metro de diámetro. La corteza es gris-parda, ligeramente rugosa y agrietada en los árboles más viejos. No presenta problemas de conservación, pero en la actualidad es muy difícil encontrar individuos arbóreos grandes, ya que en su mayoría han sido talados para preparar carbón.

Palma Chilena. Fotografía de Pablo Gutiérrez Maier.
Otra gran representante del esclerófilo y los siempreverdes es la Palma chilena (Jubea chilensis) o kan-kan, considerada la palmera más austral del mundo y la cual se encuentra en peligro crítico de extinción. Se estima que su población ha disminuido 98% durante los últimos 500 años. Este árbol llega a medir 30 metros de altura, es de muy lento crecimiento y longeva, se estima la existencia de individuos de más de 1.000 años.
Más al sur del país, dentro del bosque Laurifolio Valdiviano, pero presente desde la Provincia de Limarí hasta la Antártica Chilena, encontramos el Canelo, especie endémica que llega a medir hasta 30 metros de altura. Sus hojas son de las más grandes en la flora arbórea chilena, miden entre 5 a 15 cm. Es un árbol sagrado para el pueblo mapuche, especialmente acompañando al rehue o altar. Su madera también fue utilizada por los selknam y yaganes en la fabricación de armas, canoas o medicinas.
El otro árbol icónico de nuestro país que seguiremos viendo verde durante todo el año, es la hermosa la Araucaria o Pehuén (Araucaria araucana), declarado monumento natural, es capaz de crecer hasta 50 m de altura, posee un tronco cilíndrico y muy recto, de hasta más de 2 m de diámetro. Históricamente ha sido protegido por los mapuche, quienes aprovechaban su semilla, el piñón, como la base de su alimentación.

Alerce «El Gran Abuelo» en el Parque Nacional Alerce Costero
Por último, y como ejemplo del bosque Siempreverde Patagónico, Chile es territorio del árbol más longevo del mundo. El Gran Abuelo es un Alerce o Lahuén, ubicado en el Parque Nacional Alerce Costero, que se estima tiene aproximadamente 5.500 años de antigüedad. Los alerces pueden llegar a medir hasta 50 metros de altura y su tronco alcanza un diámetro superior a 4 metros. Se estima que la superficie remanente de alerzales es equivalente a cerca de 265.000 hectáreas, lo que corresponde al 43% de su superficie original. Su explotación se prohibió al ser declarado Monumento Natural en 1976.
Fuentes: Museo de Historia Natural de Concepción, Ministerio del Medio Ambiente, Conaf, García, N. & C. Ormazabal. 2008. Arboles Nativos de Chile. Enersis S.A. Santiago, Chile.
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