Soluciones basadas en la naturaleza: cómo la naturaleza es nuestra mejor aliada para adaptarnos a la crisis climática y ecológica
En búsqueda de respuestas para enfrentar el cambio climático y con la comunidad internacional comprometida en mantener el aumento de la temperatura media mundial por debajo de los 2 °C, la comunidad científica ha investigado cómo la naturaleza puede contribuir a la mitigación climática, proponiendo una serie de soluciones basadas en ella.
“¿Quién es el primero, quién está más sólida y más eternamente ligado a la tierra, nosotros o ellos? Lo que tendríamos que hacer es aprender de ellos cómo sobrevivir. Y cómo vivir.” Es la reflexión que hace Svetlana Alexiévich en su libro Voces de Chernóbil sobre el comportamiento de los animales después de la peor catástrofe nuclear que ha vivido la humanidad, luego de que los pobladores observaron como muchos de ellos ya se habían esfumado del lugar mucho antes de que ellos fuesen evacuados de la ciudad.
La escritora, como muchos de nosotros, escribe sobre la importancia de prestarle más atención a la naturaleza y las relaciones que en ella se dan como pistas a seguir ante una emergencia. Algunos como el filósofo indígena brasileño, Ailton Krenak, van más allá y se atreven a decir que el futuro es ancestral, si queremos encontrar una solución para el hoyo en el que estamos tenemos que mirar hacia atrás en un rescate de una ciencia indigena, aquella con una profunda conexión con los proceso naturales.
Actualmente, ante un escenario en el que la crisis climática se está intensificando y un entorno que cambia rápidamente, la mayoría de las naciones acordaron mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de los 2 °C. Con eso en mente la comunidad científica quiso determinar cuánto puede contribuir la naturaleza a la mitigación climática con un análisis exhaustivo de las «soluciones climáticas naturales».
Es así como desde 2016 se empieza a hablar sobre las soluciones basadas en la naturaleza, con las que se aprovecha a la naturaleza y el poder de los ecosistemas saludables para proteger a las personas, optimizar las infraestructuras y salvaguardar un futuro estable y biodiverso.
Humedal estero Tongoy. La conservación o restauración de los sistemas de humedales es una SBN con multitud de servicios de gran valor social, económico y ambiental, como la mitigación de impactos por inundaciones, absorción de contaminantes, retención de sedimentos, recarga
de acuíferos, hábitats para animales, aves y plantas y captura de CO2, almacenamiento de biomasa y enterramiento de carbono
entre muchos otros.
Actualmente hay varias definiciones de SBN, pero el Comité Científico de Cambio Climático del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación desarrolló la suya propia y las define específicamente como las:
“Acciones para proteger, gestionar de manera sostenible y restaurar ecosistemas naturales o modificados, que abordan desafíos de la sociedad como el cambio climático, la seguridad alimentaria e hídrica o el riesgo de desastres de manera eficaz y adaptativa, al mismo tiempo que aportan al bienestar humano y proporcionan beneficios para la biodiversidad.”
Es decir, una solución al cambio climático que no genere beneficios para la biodiversidad no califica como soluciones basadas en la naturaleza. Por ejemplo, las acciones que involucren actividades de aforestación —es decir, la acción de plantar árboles en áreas donde no estaban históricamente presentes— no son consideradas SBN, pues tienen costos importantes para la biodiversidad local y el ciclo del agua.
Para Stefan Gelcich, biólogo marino y doctor en Manejo de Recursos Naturales Renovables de la Universidad de Gales, y colaborador en el informe Soluciones basadas en la naturaleza del Comité Científico Contra el Cambio Climático, estamos viviendo un cambio de paradigma en el que se debe entender e interiorizar todos aquellos servicios que nos entrega la naturaleza cuando se piensa en políticas públicas y medidas de adaptación.
Bosque Austral, Chile. Entre las SBN más importantes a nivel mundial están aquellas relacionadas con la protección, la restauración y el manejo de ecosistemas boscosos. Es importante recalcar que las SBN por definición no deben limitarse solo a la captura y secuestro de carbono,
sino que deben tener cobeneficios para la biodiversidad.
“Es importante reconocer que la naturaleza otorga diferentes servicios que no son necesariamente de provisión, no es solo comida o vivienda, sino que también otorga servicios como la regulación del clima, servicios para evitar inundaciones asociadas a marejadas, servicios culturales, etc. y es cómo interiorizamos estos servicios en nuestras decisiones como sociedad lo que me parece que es lo más relevante para hacer entender que estamos en este mundo juntos, no hay una dicotomía entre hombre y naturaleza, es un solo sistema integrado”, asegura el científico.
Idealmente, las SBN debieran llegar a ser el mínimo común en las acciones de los distintos sectores productivos y del habitar humano, con el fin de asegurar la recuperación de la estructura, composición y función de los ecosistemas y, por lo tanto, su biodiversidad en todas las escalas.
Al potenciar la resiliencia de los ecosistemas y los beneficios de la naturaleza, se incrementa la posibilidad de las personas frente al cambio climático.
En el caso de Chile, el estudio realizado por la Academia Nacional de Ciencias de EEUU, Natural climate solutions, mostró que el mayor potencial de contribución a mitigar el CO2 de la atmósfera proviene de acciones de reforestación. Este análisis sugiere que las SBN podrían ser un gran apoyo a la meta de carbono neutralidad al 2050, y que sin duda ameritan estudios específicos a escala del país.
Frente a un contexto en el que los incendios forestales azotan el país cada verano, comenzar un proceso a largo plazo en el cambio de la imagen del paisaje se hace imperante. Según Rafael García, Ingeniero Forestal y doctor en Ciencias Forestales de la Universidad de Concepción, la reforestación y restauración de los suelos degradados es algo con lo que estamos muy al debe.
Parque Marino Tic Toc. El océano es un mitigador natural de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), por
cuanto atrapa el calor acumulado en la atmósfera y favorece el secuestro de carbono (carbono azul) en diferentes formas químicas, desde dióxido de carbono a hidrocarburos.
“Hay que buscar soluciones basadas en la naturaleza que nos permitan transformar estos ecosistemas a cubiertas forestales nativas, que sean menos propensas a los incendios forestales, pero que también le permitan a la gente tener algún tipo de utilidad intermedia, pero marginal, no hablamos de mega negocios”, afirma García.
Esta visión integra la restauración de ecosistemas naturales y suelos degradados; la protección de cuencas para proveer de agua a las comunidades y los ecosistemas; y la conservación de turberas, entre otros. Según el Comité Científico esto generará mayores y mejores beneficios sociales en los contextos de mitigación y adaptación al cambio climático.
“Cuando queremos tratar de reconocer nuestro planeta como un sistema integrado donde están los seres humanos que tienen que coexistir con la naturaleza como uno, podemos innovar, pero para avanzar en esa dirección también necesitamos integrar distintos tipos de conocimientos como el conocimiento tradicional, ecológico, de gestión de recursos, conocimientos de cómo enfrentar desastres naturales, el conocimiento del Estado y el conocimiento local. Si tú me preguntas, yo soy científico, entonces genero conocimiento científico, pero es la integración de estos distintos tipos de conocimientos, lo que a mí me da la impresión de que nos puede ayudar a avanzar en términos de sostenibilidad”, dice Stefan Gelcich.
Entre las soluciones más importantes que propone el Comité Científico Contra el Cambio Climático, están aquellas relacionadas con la protección, restauración y manejo de ecosistemas de bosques; el manejo del fuego; el uso del biocarbón como fertilizante a partir de desechos de la agricultura; el manejo de nutrientes para limitar las emisiones producidas por la adición de fertilizantes nitrogenados; propender hacia una ganadería que potencie el carbón en el suelo; restaurar y proteger los humedales; la utilización de infraestructura verde; la reutilización de aguas lluvias y la reforestación en ciudades; e incorporar con fuerza a los océanos como parte de las soluciones, para lo cual es fundamental el rol de los bosques de macroalgas, los fondos marinos y la captura y enterramiento de carbono asociada a la «bomba biológica de carbono», que incluye a macroalgas, krill y ballenas, entre otros del CO2 en árboles y suelos.
Es importante que tengamos en cuenta todas las soluciones y respuestas que podemos encontrar en la naturaleza, porque como dijo Jeff Opperman, científico encargado del programa global de agua dulce de WWF: “En un mundo que se calienta, corremos el riesgo de ver a la naturaleza solo como una amenaza con sus fuerzas en contra nuestra al invertir en soluciones basadas en la naturaleza, también la ponemos de nuestro lado”.
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