¿Qué es la terapia de bosque Shinrin-Yoku? y cómo la naturaleza puede ayudarnos en tiempos de crisis

 En esta conversación con Giovanna Raineri, guía en terapia de bosque, hablamos sobre esta práctica ancestral y cómo en la naturaleza podemos encontrar respuestas para estos tiempos convulsos.
Ángel Fondón

Agosto 17, 2020

Fotografía por Tomás Ortega
El Shinrin-Yoku o  Baños de Bosque es una práctica que se originó en Japón en 1982 como parte de un programa nacional de salud diseñado para reducir los niveles de estrés de la población.

Los Baños de Bosque es una práctica inspirada en prácticas budistas ancestrales y en el sintoísmo, una religión nativa de Japón que venera los espíritus de la naturaleza. Se trata de una experiencia salutogénica de conexión con la naturaleza, que promueve la salud y tiene como objetivo mejorar el bienestar, aliviar el estrés y fomentar el reposo.

El Shinrin-Yoku tiene como principio la atención plena: la apertura de los sentidos a la atmósfera del bosque, disminuyendo la velocidad al caminar por el bosque, inhalando el aire del bosque y fomentando una conexión emocional con el paisaje. Se involucra en una atención fácil. El Baño de Bosque se puede experimentar con o sin guía.

En esta oportunidad conversamos con Giovanna Raineri, guía certificada en terapia de bosque y naturaleza sobre esta terapia, y lo que puede ayudarnos el contacto con los espacios naturales en estos tiempos de cambios y convulsiones políticas, sociales y ecológicas.

Giovanna Raineri, guía en terapia de bosque y naturaleza
¿Por qué se llama “baño” de bosque?

Cuando los japoneses comenzaron con esta práctica, detectaron que en el bosque hay fitoncidas (sustancias volátiles que emanan las especies vegetales), las cuales les permite defenderse de ciertas bacterias, ciertos hongos. Cuando nosotros estamos en el bosque fortalece nuestro sistema inmunológico. De cierta manera tu entras al bosque y recibes un baño de aromaterapia de sustancias que no vemos.

Entonces, ¿estas sustancias son las que te sanan?

Creemos que esto va más allá del bienestar y de la salud, lo que nos pasa cuando estamos en el bosque y la naturaleza es que tenemos una experiencia más holística tu te acercas mas a ti mismo, a tu esencia. Cuando yo me conecto con mi esencia, me conecto a lo que deverdad quiero, no a lo que los demás esperan de mí.

Entonces hay un camino super bonito, personal, íntimo. Me conecto con quien soy y comienzo a mirar quién quiero ser hacia adelante. Eso también conlleva que al encontrarme conmigo y la naturaleza, mejora mi relación con el resto de las personas.

¿Por qué uno se encuentra con uno mismo en la naturaleza?

Si nosotros miramos la historia del ser humano,  nuestra evolución ha sido en la naturaleza. Erróneamente hablamos de la naturaleza como algo externo y nosotros somos parte de la naturaleza. Si miramos esta línea larga donde hay una parte de la humanidad donde nos metemos en una vida más sedentaria, en una oficina, arriba de una pelota, bien desconectados… Cuando salimos a la naturaleza, en algún lugar todos sentimos ese bienestar, un recuerdo, algo en nuestro adn que nos da la sensación de volver a algún lugar donde ya he estado. Es porque finalmente de ahí venimos.

¿Qué pasa con la gente que no puede ir al bosque? ¿Cómo se conecta alguien con la naturaleza en la ciudad?

Está comprobado que todo suma, desde escuchar música de pájaros y agua con audífonos, hasta abrir mis ventanas y mirar hacia afuera, independiente de si estoy en un departamento. Aunque uno viva en la ciudad, al abrir la ventana uno ve cielo, nubes o árboles, gente. Hay que romper también el paradigma de que solo la naturaleza está en un parque nacional (…)

Todo sirve, si tengo piedras, toco las piedras o las miro, o las plantas, que la gente generalmente tiene… estar con eso, estar conectando con eso. Si tengo una planta, imaginarme cómo llegó ahí, o incluso con lo que uno come ¿de donde viene lo que como? ¿cómo llegó a mi casa? todo eso es naturaleza.

¿Tiene que ver con una actitud contemplativa?

Yo creo que tiene que ver mucho con el estar presente, de lo cual nos hemos olvidado tanto. Incluso de estar presente en la naturaleza, o contigo cuando estoy conversando. A veces uno está con el otro pero con el teléfono. Hay que hacer un esfuerzo por estar en el presente.

¿Crees que los encierros prolongados nos han hecho replantear nuestra forma de relacionarnos con la naturaleza?

Yo creo que este tema del covid ha sido super potente en cuanto nos hemos dado cuenta de nuestro déficit de naturaleza, la carencia que tenemos y lo que la necesitamos. Yo quisiera que esto nos quedara, ojala que todos estos cambios que hemos ido haciendo, perduren. En términos que hoy hay más gente que medita o hace yoga online, o estar en la casa más tiempo. Ojalá que cuando volvamos a la “normalidad” recordemos lo importante de tener espacio para conectar con uno mismo.

¿Que nos enseña el contacto con la naturaleza?

Yo siento que aparece ahí además todo un tema de restauración, de reparación de relaciones. Cuando estoy en la naturaleza y empiezo a mirar que pasa con el árbol, el hongo, la hojita, los ciclos que se van dando. Empiezo a preguntarme ¿cómo lo hacemos nosotros? por qué esa relación entre el hongo y el árbol, de yo te doy, tu me das, -que por supuesto no nos enseñan en el colegio-. Cuando uno se da cuenta de que así funcionan las relaciones en la naturaleza uno empieza a mirarse y a preguntarse cuánto podemos nosotros aprender de eso. Somos tan arrogantes cuando creemos que podemos arrasar la naturaleza. En el estar más afuera uno empieza a querer más y luego a cuidar más.

 

¿Qué rol tiene esta relación con la naturaleza en este momento de algidez política, sanitaria, económica ecologica y social?

La naturaleza nos ayuda a conectarnos con lo que más queremos, por sobre lo que los demás quieran de nosotros. (…) Creo que el cambio tiene que ver con dejarnos ser, no necesariamente cumplir con un sistema que te dice “esto es lo que se hace”. Se puede salir de la caja y avanzar juntos. Si alguien quiere seguir el camino tradicional está bien, pero tienen que dejar que cada uno siga su camino. La naturaleza está llena de diversidad que se respeta entre sí. En la sociedad muchas veces prima el miedo a lo distinto, cuando la diversidad es lo más maravilloso de la naturaleza, distintas formas y todas válidas, ninguna correcta o incorrecta. Yo creo que necesitamos harto bosque, harto observar, y encontrarnos desde un lugar menos arrogante, más humilde, pero nos falta harto. Ahí hay un trabajo potente. Creo que ahí las generaciones más jóvenes tienen un gran desafío porque claro, los que somos más antiguos venimos con unos paradigmas que han sido difíciles de superar, pero siento que también el cambio tiene que ver en cómo mostramos esta necesidad de cambio, las formas cuidadas, respetuosas, eso hace falta mucho.

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