Terrarios que sanan: la alternativa ecológica y simbólica que transforma las cenizas en microecosistemas eternos para resignificar el duelo
Junto a la pérdida de un ser querido muchas veces nace una pregunta: ¿Cómo honrarlo de tal manera que su recuerdo se mantenga vivo? A través de un pequeño ecosistema contenido en vidrio, el duelo puede convertirse en un jardín que respira, crece y se transforma. Bajo esta idea surge Vida Eterna Terrarios (@vidaeternaterrarios), un proyecto que combina ciencia y botánica con una tremenda sensibilidad humana.
Para Rodrigo Matus, agrónomo y director fundador de Terrarios Karüngen (@terrarioskarungen), todo comenzó desde una experiencia personal. Tras la partida de su querido perro Danko, empezó a buscar una nueva forma de homenajearlo que se alejara de los símbolos convencionales y fríos. Durante dos años se dedicó a investigar, hasta que logró perfeccionar lo anhelado: integrar las cenizas, como un componente simbólico y funcional, en las capas profundas del sustrato de los terrarios que ya estaba desarrollando. De este modo, encontró la forma en que se disolvieran con microorganismos y nutrientes mientras se mantenía un ecosistema equilibrado. “Quería que el recuerdo de Danko se fundiera con la vida y no con mi dolor de su ausencia”, expresa.
Créditos: Terrarios Karüngen.
Créditos: Terrarios Karüngen.
En poco tiempo, Rodrigo entendió que no estaba solo en esta búsqueda y que muchos más deseaban encontrar rituales más naturales e íntimos para despedir a sus mascotas o humanos. “Cuando vi a otra persona encontrar consuelo y resignificar la muerte a través de un terrario eterno, comprendí que esto era mucho más que una iniciativa individual”, comenta. Así, aquello que inició como un experimento emocional propio, se convirtió en una solución ecológica y humana para todos, destinada a transitar el duelo.
Desde entonces, el equipo de Vida Eterna Terrarios ha acompañado diversos procesos de despedida, creando pequeños mundos en los que la memoria jamás desaparece, sino que se transforma. Cada terrario se diseña a partir del vínculo que tuvo el usuario con su ser querido. Y todo comenzando desde la escucha. “Tenemos que conversar con nuestros clientes. No solo se trata de construir un ecosistema pequeño, sino que de entender la conexión que tuvo esa persona con quien ha perdido. Cada historia es única y eso se refleja en el resultado final”, relata el fundador.
Créditos: Terrarios Karüngen.
“La clave también está en replicar los ciclos naturales, como la respiración vegetal, la fotosíntesis, la descomposición y la humedad”, añade. Dentro del recipiente sellado, cada organismo va cumpliendo un rol -muchas veces invisible-, de tal manera que la creación de este microecosistema autónomo, eterno y vivo se mantiene con el tiempo sin la necesidad de intervención humana.
Créditos: Terrarios Karüngen.
A diferencia de una urna o un árbol conmemorativo, estos terrarios no suponen un adiós definitivo. Pueden habitar en cualquier parte del hogar -aunque siempre considerando las condiciones necesarias para su desarrollo óptimo- y trasladarse a diferentes lugares. En palabras de Rodrigo, “son un objeto de conexión diaria que evoluciona con el tiempo. Al final, pueden estar a tu lado como un recordatorio tangible y observable de que la vida sigue, aún en espacios pequeños, y se sostiene gracias al equilibrio y la colaboración”. Para muchos, esta posibilidad ha abierto un mundo nuevo para enfrentar las pérdidas y aprender a relacionarse con ellas.
Desde sus inicios, Vida Eterna Terrarios ha crecido de forma orgánica. Han llegado cenizas de mascotas -perros, gatos, hámsters, conejos e incluso caballos- y también de humanos. Uno de los casos que más marcó a Rodrigo fue el de Simón, un niño fallecido durante la pandemia. Su familia acudió al equipo para conmemorar tiernamente su vida, y encontraron en los terrarios una forma de seguir sintiéndolo cerca. “A pesar de que su partida fue lamentablemente muy temprana, hoy vuelve a estar vivo junto a sus dos abuelos y padres que tanto lo esperaron. Ahora juntos por siempre”, cuenta.
Créditos: Terrarios Karüngen.
Créditos: Terrarios Karüngen.
Más allá de todo lo explicado, hay una filosofía que determina la originalidad del proyecto: la importancia de reconciliarse con la naturaleza y aceptar que la muerte no es el fin, sino parte del ciclo. “Somos tierra. Provenimos de la vida y regresamos a ella, una y otra vez. En lo natural no existe la desaparición, solo la transformación”, afirma Rodrigo. En un mundo que se ha ido desconectado del ritmo del planeta, simplemente observar un terrario puede ser también un acto de retorno, de consciencia. En definitiva, Vida Eterna Terrarios propone un nuevo paradigma para los rituales de despedida: un regreso a lo esencial en el que, incluso en la muerte, la vida continúa.
Créditos: Terrarios Karüngen.
Créditos: Terrarios Karüngen.
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