Parque Nacional Corcovado: 50 años protegiendo la vida silvestre
En el extremo sur de Costa Rica, la Península de Osa alberga uno de los sitios con mayor biodiversidad del mundo, el Parque Nacional Corcovado. Con más de 500 especies de árboles, 140 mamíferos y cerca de 400 clases de aves, este lugar se ha consolidado como un santuario natural único.
El 24 de octubre se celebran cinco décadas desde su creación oficial. Fundado en 1975, Corcovado fue establecido para proteger los últimos vestigios del bosque tropical húmedo en la costa del Pacífico Mesoamericano. En ese entonces, actividades como la tala y la caza ponían en peligro a múltiples especies, y esto condujo al impulso de conservación por parte de científicos, activistas y del expresidente Daniel Oduber.
Antes de la declaración del parque, existieron movimientos clave que sentaron las bases del ambientalismo costarricense. Una de las historias más relevantes es relatada en el libro Almas de Cabo Blanco, de Álvaro Sagot, que reconstruye los inicios de la defensa de los ecosistemas tropicales del país.
La historia de esta transformación está ligada al trabajo pionero realizado por Karen Mogensen y Nils Olof Wess, activistas que empujaron los esfuerzos por la protección de la flora y fauna de Costa Rica. Wessberg, de origen sueco, fue asesinado en 1975 por denunciar los intereses madereros en la zona. Tras su muerte, surgió la idea de crear el Corcovado, dejando un legado que fue documentado en la obra de Sagot, marcando a generaciones de ambientalistas.

By Tomás Ortega.

By Tomás Ortega.
En la actualidad, el Parque Nacional Corcovado cuenta con una extensión superior a las 45 mil hectáreas terrestres y 5 mil marinas. Dionisio Paniagua Castro, guía del Parque Nacional Corcovado, se refirió a la importancia de este lugar y destacó que se ha convertido en un banco genético para poder repoblar zonas aledañas donde, por causas de la cacería excesiva, algunas especies desaparecieron.
“Su geografía alberga selvas, ríos, manglares y playas que permiten la supervivencia de animales como el tapir, el puma y la guacamaya roja, todos con algún grado de amenaza en otras regiones del continente”, sostuvo.
Además, señaló que también se protege la fauna marina, donde es posible observar delfines, ballenas y algunas aves playeras.
National Geographic lo describió como uno de los sitios más intensos del planeta, biológicamente hablando. Esta reputación ha sido fundamental para posicionar a Costa Rica como un país referente en cuanto al resguardo de la biodiversidad.
La comunidad como aliada de la conservación
Hoy, Corcovado no solo protege ecosistemas únicos, sino que también ha generado un modelo de desarrollo basado en el ecoturismo y la educación ambiental. Cada año, miles de visitantes recorren sus senderos y se llevan no solo una experiencia inolvidable, sino también una mayor conciencia sobre la importancia de conservar uno de los lugares más biodiversos del planeta.
Iniciativas impulsadas por organizaciones como la Fundación Corcovado han involucrado activamente a las comunidades, especialmente a niños y niñas, fortaleciendo el vínculo entre las personas y el entorno natural.
Desde la experiencia local, se reconoce que este enfoque ha sido clave para evitar que las comunidades retomen prácticas como la tala ilegal o la minería. “Si no fuera por el ecoturismo, la gran mayoría de la gente estaría desempleada y volvería a las malas prácticas que una vez hicieron, porque la gente tiene que vivir de algo”, explicó Dionisio Paniagua.
El guía del Parque Nacional Corcovado también advirtió que la conservación debe estar acompañada de oportunidades reales. “Cuando no genera empleos, habrá gente a la que no le importe. Tienen que comer, alimentar a sus hijos”, sostuvo. A su juicio, uno de los cambios más valiosos ha sido ver cómo los hijos de cazadores se convierten en guías o emprendedores de distintos proyectos, reflejando un quiebre de ciclos en las dinámicas comunitarias.
Finalmente, subrayó la importancia de un turismo responsable. “Hay que tener límites, el turismo masivo tampoco es beneficioso, hay que tener pautas”, concluyó, dejando en claro que este tipo de actividades deben ir de la mano con el equilibrio y la sostenibilidad.

By Tomás Ortega.
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