El desconocido paso de John Muir por Chile, el padre de los parques nacionales

por Feb 4, 2023Medioambiente, Naturaleza, Outdoor

En 1911 el naturalista escocés-americano pisó la Región de La Araucanía, y lo hizo acompañado de una pequeña libreta de viajes. Ahí dibujó araucarias y volcanes de diferentes tamaños, cruzadas por apuntes ilegibles que rodean ilustraciones con detalles casi calcados de la realidad. Ciento diez años después, su paso por nuestro país sigue siendo  fuente de inspiración.

Es la primavera de 1911 en la Región de la Araucanía. Ahí, a la altura de Victoria hacia la cordillera, un viejo John Muir echó carpa con vista a la cordillera. Llegó al lugar en búsqueda de los árboles más hermosos del mundo y se fue con una libreta llena de dibujos de araucarias. Su paso por Chile fue breve y silencioso, pero su legado conservacionista sigue vigente e inspirando a aquellos que conocen su trabajo.

John Muir, fue un escoces que llegó a vivir muy joven a los Estado Unidos junto con su familia. Se instalaron en Wisconsin donde Muir comenzó a desarrollar su amor por la naturaleza rodeado de montañas y ríos. El tiempo y el interés lo llevarían a conocer una gran parte de ese país, emprendió largos viajes que lo llevaron desde Wisconsin a Florida, de Florida a California, Alaska y Canadá.

Ya en 1892 después de haber vivido durante años en una cabaña en el valle de Yosemite, ayudó a fundar el Sierra Nevada Club con el objetivo de proteger el parque y sus glaciares.

Luego, en 1901 después de escribir el libro Nuestros Parques Nacionales, atrajó la atención del entonces presidente Theodore Roosvelt, quien se convertiría en su amigo y escucha personal. Después de ese encuentro en la Sierra Californiana, Roosevelt inició una cruzada de conservación en la que estableció casi 60 millones de hectáreas de bosque nacional, 5 parques nacionales y 23 monumentos nacionales durante su presidencia.

Muir nunca dejó de explorar, a sus 72 años llegó a sudamérica en busca de los árboles más asombrosos del mundo. Recorrió parte de Brasil y Argentina, y luego se vino a nuestro país donde su primera parada en búsqueda de información sobre la araucaria araucana fue el Jardín Botánico del Parque Quinta Normal. Después de eso partió en tren hacia Victoria. 

A mediados de este año, Guillermo Acuña, arquitecto de STUDIO ACAA, buscaba información para una casa que realizaría en Malalcahuello. Buscando referencias de interpretaciones anteriores del paisaje se topó con una reliquia: el cuaderno de John Muir en su paso por Chile.

Él, junto a su equipo, trabajan en proyectos paisajísticos que intentan fluir con la naturaleza, respetando los bosques e integrándolos en sus diseños. Para Acuña, el trabajo de Muir ha sido clave e inspirador en su quehacer tanto profesional como personal. Según el arquitecto es relevante que un intelectual como Muir haya estado en el país,  además de lo que revelan sus dibujos de paisajes con árboles centenarios en un ambiente volcánico. “Para mí ahí está el corazón del asunto”, recalca.

Para Acuña, es impresionante que estos intelectuales hayan decidido venir hasta nuestro país. “Después de haber recibido todo el conocimiento del mundo, de haber tenido toda la cultura del mundo, se meten como into the wild. Eso requiere una renuncia, un carácter para poder hacerlo”, dice. 

Sin embargo, en ese entonces el paisaje que observó Muir no era el mismo de hoy, sino que estaba muy degradado debido a que los colonos habían quemado casi toda la zona de la Araucanía. Lo que el naturalista vio fueron araucarias solitarias en medio de un pastizal, el bosque de lenga que crece por debajo casi había desaparecido por la demanda de uso. 

Anibal Pauchard, doctor en Ecología Forestal y profesor de la Universidad de Concepción, explica que: “John ve eso y era algo que ya había visto en otras partes, entonces ya pensaba que íbamos mal como seres humanos, él ya se daba cuenta del nivel de destrucción en la biosfera. En sus gráficos se ve que la araucaria está muy solitaria por los incendios, pastoreos y ganado”.

En 2011 por iniciativa de su colega el estadounidense y doctor en ecología, Bruce Byers, él y otros estudiosos decidieron rastrear el paso de John Muir por Chile. En su reconstrucción lograron llegar al lugar exacto donde había acampado el naturalista. Pero lo más importante fue constatar que ese mismo paisaje degradado cien años después es hoy un bosque sano. “Las araucarias se han reproducido debajo de las otras, se ha recuperado el bosque y eso es interesante desde el punto de vista ecológico”, afirma Pauchard. 

Para el profesor Anibal Pauchard, quien además dirige el Laboratorio de Invasiones Biológicas de la Udec, la pasión que Muir tomó por la naturaleza es fundamental, “porque si uno se queda con la idea de que uno solo va a proteger lo que entiende y lo que valora del punto de vista práctico vamos a destruir todo”.

“Hay un misterio si quieres llamarlo así, de la naturaleza que creo que como seres humanos no podemos entenderlo, simplemente no tenemos la capacidad y yo creo que eso John Muir lo captaba muy bien. Para mí, como le enseñó a los estudiantes, es que a veces tenemos que dar un paso hacia atrás y decir ¿por qué estamos conservando? por el valor intrínseco, por el valor profundo de las cosas, no necesariamente por el valor que podamos monetizar o calcular con una ecuación”, concluye el ecólogo.

Para el arquitecto Guillermo Acuña la conclusión va por el mismo camino: “quizás, para los que seguimos su sensibilidad, esa melancolía que vivimos hoy 110 años después de su visita nos sirva para emplear nuestro propio Thymos, como impulso para devolver a nuestro país su destino, ese sentirse uno mismo y volver sobre el Dios interior, confiar en el pensamiento intuitivo y entender que el alma de cada individuo es igual al alma del mundo y contiene lo que el mundo contiene.

Actualmente el lugar exacto que visitó John Muir en la Araucanía se mantiene en secreto para protegerlo del turismo hasta que no se inicie un proceso de conservación en el lugar que ahora está en manos de privados. De su paso por Chile no hay muchos registros además de su libreta de dibujos y algunas anotaciones. Se dice que Muir quería escribir un libro de su viaje, pero dos años después falleció y el proyecto no se concretó. Si bien la visita del naturalista fue breve y pasó inadvertida – catorce años más tarde Chile creó su primer parque nacional en la misma región que él visitó: el parque Benjamín Vicuña Mackenna. De alguna forma, su legado sin duda sigue inspirando a personas en Chile y el mundo.

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