¡Asombroso! Conoce a esta diminuta larva que se esconde en los líquenes e intriga al mundo científico

por Oct 23, 2025Destacados, Medioambiente, Naturaleza, Portada

En cada oportunidad que tiene, Leonardo Hormazábal (@leo_fonaventur) suele recorrer los bosques de Chile con una mirada que le permite hallar todo aquello que pasa desapercibido. Como guía de turismo, fotógrafo naturalista y divulgador científico, explora los detalles que se ocultan en la biodiversidad. Una de sus búsquedas más persistentes, tenía una forma cautivadora: se trató de la larva liquen. 

El primer encuentro sucedió en la Reserva Altos de Cantillana, en pleno bosque esclerófilo; un ecosistema propio de la zona central de Chile. Allí, entre rocas cubiertas de liquen, apareció la especie estática y camuflada. “Quedé asombrado de cómo algo tan pequeño puede ocultarse ante sus depredadores, y de la maravillosa coexistencia con el entorno”, expresa. Ese día, Vicente Valdés Guzmán (@vicentevaldesguzmanphotography), también fotógrafo naturalista, lo ayudó con una admirable disposición durante la travesía.

 

Créditos: Leonardo Hormazábal.

“He visto a la larva en árboles nativos y rocas en los alrededores de Valdivia, mi ciudad. Entiendo que el insecto se ha registrado en la zona centro y sur de Chile, incluso en la Patagonia”, añade. Desde el hallazgo, Leo admite haber afinado su ojo para detectar estas diminutas presencias con las ganas de visibilizar lo que -normalmente- pasa inadvertido. “Como fotógrafo, se me hizo realmente importante registrar y dar a conocer tan magníficas existencias”, admite.

En otra de sus salidas de exploración, estaba acompañado de Javiera Gebauer (@jaquegebauer), ingeniera en conservación de recursos naturales y también apasionada por las especies. Para ella, esa pequeña larva no era completamente una incógnita: la había conocido tiempo atrás en Villarrica, Chile. Desde entonces, comenzó a hallarlo en lugares tan distantes entre sí como Valdivia, Llifén e incluso Valparaíso.

 

Créditos: Leonardo Hormazábal.

“Aprendí a encontrar la larva liquen en una salida con mis amigos. La primera vez que la vi fue fascinante. No esperaba que un ser tan diminuto podría tratarse de un insecto perfectamente camuflado con su ambiente”, cuenta Javiera. “Luego de eso la vi en diferentes partes de Chile, y al notarlo sentí que debía registrar su presencia”, complementa.

El registro entre Leonardo y Javiera ocurrió cuando la larva, de un tamaño apenas un poco más de un centímetro, empezó a moverse lentamente frente a ellos. “Ese momento fue increíble. Coloqué todo mi esfuerzo para captar ese instante para poder compartirlo al mundo”, recuerda.

A pesar de que sus avistamientos se han multiplicado en distintos rincones de Chile, lo cierto es que el conocimiento sobre la larva liquen es limitado. Ni siquiera su identidad definitiva está clara. “Posiblemente sea de Diptera, pero no se tiene certeza”, explica Rodrigo Barahona, doctor en ciencias, académico e investigador de la Universidad de Los Lagos.

 

Créditos: Leonardo Hormazábal.

Resulta que uno de los principales obstáculos para estudiar su historia natural es la distribución discontinua de los líquenes en los que se camufla. “A raíz de ello, podemos entender que no siempre vamos a encontrar a esta especie, incluso si hay liquen”, señala Rodrigo. Sin saber qué factores influyen en su presencia, es imposible reproducir las condiciones naturales adecuadas para que emerja su forma adulta. Por lo mismo, es probable que la aparición de su estado adulto dependa de rasgos muy precisos de temperatura y humedad, convirtiendo su estudio en un desafío aún mayor.

Frente a este vacío de información, el trabajo de naturalistas como Leonardo adquiere especial relevancia. Sus registros fotográficos y audiovisuales son, muchas veces, los primeros indicios que permiten acercarse a especies poco conocidas. Y, sobre todo, despiertan la curiosidad de quienes no suelen dedicarse a mirar de cerca las piedras o los troncos cubiertos de líquenes.

 

“Vivimos en un país tan biodiverso que, para mí, la divulgación científica de estos hallazgos es sumamente importante y necesaria”, afirma Leo. “Al comunicar los descubrimientos científicos, se puede educar y concientizar al público sobre la necesidad de proteger el medioambiente, pero de una manera responsable”, concluye. En definitiva, la ciencia y la fotografía en su conjunto son aliados de la conservación.

Para Leo, crear un puente entre el mundo científico y la ciudadanía es esencial: solo así se podrá construir una protección más conectada con las necesidades sociales de cada territorio. Mientras tanto, la larva liquen seguirá su camino, moviéndose lenta y discretamente.

 

Créditos: Leonardo Hormazábal.

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